ABERRI EGUNA
En toda la provincia se celebró solemnemente el Día de la Patria
Admirable jornada la del domingo en la provincia de Guipúzcoa, como lo fué en todo el País Vasco.
Era el Día de la Patria y todos los actos organizados para su mayor solemnidad se vieron rodeados del fervoroso entusiasmo de la multitud.
La provincia entera, llena de fervor patriótico, llevó a cabo festivales, conciertos y veladas que se vieron favorecidos por la unánime adhesión.
De los pueblos nos comunican que en las casas lucieron colgaduras y en los centros tuvieron lugar todos los actos en cuya organización se puso tanto cariño.
En nuestra ciudad también fueron muchas las colgaduras que lucieron en los balcones.
Por la mañana, enla iglesia de los Padres Carmelitas se celebró una misa, con cuyo acto, representativo de la fe y sentimientos del país, se iniciaba el Día de la Patria.
El templo se hallaba tan lleno de bote en bote, que fué preciso abrir las puertas, y así centenares de personas oyeron, desde la calle, la misa. Esta fué cantada por el Orfeón Vasco, que interpretó la de Reffice, dirigida por el eminente maestro Olaizola.
Por la tade, en Zubieta, se celebró la anunciada romería, en la cual se congregaron millares de personas. Muchísimos jóvenes iban vestidos con el traje típico del país.
El Orfeón Vasco, siempre dirigido por el maestro Olaizola, cantó el “Agur Jaunak”, el “Boga-boga”, el “Iru Damatxo” y el “Kalez-Kale” de Sorozábal.
Hubo siete grupos de espatadantzaris, muchas dulzainas, acordeonistas, trikitixa y una animación que no decayó un solo momento y a la cual contribuyó el buen tiempo.
A la hora del Angelus se cantó el Ave María de Rasmaninof, bajo la acertada batuta del director del Orfeón Vasco.
Los romeros utilizaron para trasladarse a Zubieta un tren especial, que fué abarrotado, y toda clase de vehículos.
Al regreso se dirigieron los excursionistas acompañados del txistu y en alegre kalejira, por varias calles de la ciudad, hasta Euzko-Etxea, donde la animación fué considerable.
Por la noche, en dicho centro, se celebró una velada musical en la cual cantaron con excelente gusto las señoritas Zabalbeacoa y Embil; el tenor señor Sagarzazu y el barítono señor Elósegui, acompañados al piano por Txomin Olano.
Fué una fiesta llena de interés, en la cual los notables cantnates consiguieron muchos y muy merecidos aplausos.
En la emisión de radio hablaron por la noche los señores Lizaso y Monzón, cuya elocuencia fué digno remate de la patriótica fiesta celebrada.
LA FUNCIÓN DEL DOMINGO EN EL TEATRO URETA
Las funciones teatrales que se celebran periódicamente en el teatro tolosano Ureta han adquirido tan relevante prestigioi, avalado por el clamoroso éxito conseguido en toda la campaña invernal pasada, que el simple anuncio de una nueva fiesta es bastante para que, inmediatamente, se agoten todas las localidades. Esto sucedió el domingo, en la función organizada por Euzko-Gaztedi, a beneficio de sus fondos de propaganda, y como número del programa general de Aberri-Eguna. El teatro se llenó completamente, teniendo que utilizarse las sillas suplementarias para acomodar a los eternos rezagados. Y todo el público salió tan complacido y satisfecho del espectáculo que presenció, que hoy mismo volvería a llenar nuevamente el teatro. Este fué el comentario unánime de cuantos asistieron a la fiesta, que sintetizaban sus elogios, en el deseo de presenciar pronto otra función idéntica.
Todo el programa fué un verdadero encaje. La “sagardantza”, primorosamente bailada por las señoritas Santamarí, Oyarbide, Cortajarena, San Martín y Agirre, y la “espatadantza”, cuadro insuperable, en el que los dantzaris de Euzko-Gaztedi hicieron gala de su maestría, agilidad y entrenamiento, fueron repetidos en medio de formidables ovaciones. Son cuadros estos dos que cada vez gustan más y que pueden figurar en el programa de más relieve del más encopetado teatro.
El Abes-batza tuvo ayer su mejor actuación. Cantó muy bien las cinco obras de su programa, destacando en la interpretación de “Ume Zurtza”, de Olaizola, donde se distinguió la solista señorita Orbegozo (voz dulce, fina y sumamente agradable), y en el “Ave María” de Rachmaninoff, que se cantó a petición del público.
Siga, siga el director don Eugenio Orbegozo trabajando con el fervor y asiduidad de que está dando muestras, que muy pronto, por ese camino y al paso que va llegará a constituir un orféon digno de codearse con los más renombrados. Tiene, desde luego, un coro de tiples que difícilmente puede encontrarse en ninguna otra masa coral.
El cuadro Lizardi, estrenó la obra “Eun-Dukat”, basada en una conocida copla euzkaldun, y que ha servido a los hermanos Lecuona para escribir, sin complicaciones excesivamente literarias, una bonita comeida que desenlaza en una sentida moraleja. La obra gustó mucho. Decían los anuncios que los actores del cuadro Lizardi habían tomado con empeño la preparación de esta comedia, y el resultado logrado el domingo acredita la veracidad del anuncio, pues todos los actores, perfectamente compenetrados con su papel, ofrecieron una interpretación acababa y sin el menor lunar.
Edorta P. Eizaguirre, inmenso, como siempre o más que siempre. Elicegui “encajó” admirablemente su papel, de gran dificultad; exactos y con gran dominio todos, Uzkudun, Azurmendi, Blanco y los niños Uría y Ayerza. Una representación, en fin, irreprochable. Tal fué la función del domingo en el teatro Ureta; un programa selecto, que fué presentado y ofrecido por la señorita Urquiola, con su peculiar elegancia y declamación justa; un nuevo afán de superación de cuantos intervinieron en ella y un éxito de público. La puesta en escena, tanto de la comedia como de los cuadros, cuidadísima y perfecta, con decoraciones muy apropiadas a cada caso. Diremos, para terminar, qué fué una función digna del teatro Ureta y de cuantos elementos tomaron parte en ella.