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La ametralladora facciosa de los jardines de la Estación del NorteEn los primeros días de la lucha se registró un episodio verdaderamente heróico, que prueba, como todos los demás, el temple de los milicianos.
En los jardines de la estación del Norte, cerca de la pasarela del ferrocarril, al final de la calle de Iztueta, habían establecido los facciosos una ametralladora que durante más de veinticuatro horas impidió el paso de todos los automóviles leales y aun de las ambulancias de la Cruz Roja.
Allí cayeron varios milicianos, algunos muertos y otros heridos, que no pudieron recoger las ambulancias porque la ametralaldora barría a cuantos pasaban por aquella parte que da acceso al barrio de Atocha.
Cuando llegó la sección de Ingeneiros que estaba prestando servicio en la Pysbe, los milicianos pudieron propocironarse un cañón de montaña, y auxiliados por los soldados emplazaron la pieza, que hubo que asegurar con varios sacos de cemento. El cañón quedó colocado al final de la calle de Iparraguirre, y los milicianos, tiroteados sin cesar, y a pesar de resultar heridos algunos, dispararon cuatro cañonazos, haciendo enmudecer a los fascistas de la ametralladora, que abandonaron su fortín dejando víctimas. Los tiros fueron ceteros, y aun remató al enemigo un valeroso muchacho que se acercó al lugar del peligro en pleno combate y arrojó dos bombas de mano por encima de las tapias del jarín.
Dos explosiones enormes fueron la última nota de aquel fortín fascista que había tenido en jaque a los milicianos en los momentos en que sus esfuerzos eran más necesarios en otros puntos de la ciudad.
2006 Departamento de Cultura, Juventud y Deporte - Diputación Foral de Gipuzkoa
