ABERRI EGUNA
¿Es la Patria un plebiscito diario?
La patria ha sido definida en todos los tonos. Todo lo habido y por haber se ha dicho para dar a conocer lo que es una nación. Modo éste el único para terminar por carecer de una noción clara y terminante.
El pueblo alemán, pueblo raza, sobre ésta estriba el fundamento de su nacionalidad. Por tanto, un germano determina a la patria pro su esencia étnica.
El francés es el producto de un conglomerado de razas. Como todos los pueblos latinos. Francia es, sin embargo, el efecto de un imperativo histórico. Varios siglos de luchas y azares han recortado la silueta del conglomerado que se denomina con el nombre de Francia. Por ello, la escuela francesa tiene de la patria un concepto histórico.
¿La definición que el vasco puede dar de la patria? Todas cuantas se hayan dictado convienen a Euzkadi. Si la esencia de la patria es la raza, ahí está la maravilla lograda del unánime asentimiento universal sobre su existencia. Si el idioma, que comparezca otro que se le asemeje. Si la historia, conocida es la que nos separa de los pueblos limítrofes.
Al idioma, a la raza, al territorio y aún a la historia, Ortega y Gasset califica de elementos estáticos. Para él la esencia de un pueblo consiste en la voluntad fimre y eficaz de ser, de vivir, de superarse siempre. Algo así como si aquellos fueron el cuerpo y ésta el espíritu que lo vivificara.
La vieja Euskalerria hablaba su idioma nacinal; sangre pura corría por sus venas y siglos ha que vivía en sus montañas. Pero ¿la animaba la voluntad diaria de superarse como pueblo?
NUESTRO PLEBISCITO DE HOY
Renán puso de relieve el valor de ese querer superarse cotidiano de los pueblos. “Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente; haber hecho juntos cosas grandes, quere hacer otras más; he ahí las condiciones esenciales para ser un pueblo... En el pasado una herencia de gloria y remordimientos; en el porvenir, un mismo programa que realizar... la existencia de una nación es un plebiscito cotidiano”.
Dejemos, por hoy, reposar las glorias y dolores del pasado. Tal vez nuestro pasado fracasó porque esa voluntad diaria de realizar grandes cosas, como pueblo no existió en determinadas épocas de la existencia.
Lo importante es que esa decisión colectiva vasca exista. Que esa decisión exista y se manifieste. La exteriorización de esa voluntad racial es el Día de la Patria.
El Aberri Eguna es el plebiscito cotidiano, vivo, fresco, perenne, que un día determinado cada año se evidencia con el máximo esplendor.
En este plebiscito popular ¿qué se declara? El deseo inquebrantable de una raza de lograr sus destinos propios. ¿Cuáles son éstos? Reconstituir y robustecer sus propias características; afianzar su vida exclusiva colectiva y sumarse con su fisonomía peculiar a los destinos universales de la humanidad.
Por lo tanto, esa voluntad popular actuante todos los días, que es la viva esencia de la nación, es un programa. Un programa para el futuro. Una meta que se debe lograr. Una aspiración que se debe conquistar.
Entre algunos nacionalistas vascos está divulgada la idea de la nación estática. Los tales vuelven sus miradas más al pretérito que al futuro. Piensan más en lo que es la raza, el idioma, la cultura vasca que en lo que el pueblo vasco debe realizar.
El imperativo nacional, sin embargo, exige caminar hacia el futuro, con un programa determiando, no sólo con una aspiración inconcreta.
LA NACIÓN ES UN PROGRAMA
La nación es un excelente programa para el mañana. Pero, que debe empezar a ejecutarse desde hoy. Desde este Día de la Patria, porque para el nacionalista vasco todos los días deben serlo con el fin de consagrarlos a Euzkadi.
Este programa nacional de superar en el mañana próximo lo tenemos en el Estatuto vasco.
El Estatuto vasco es un programa. Si se ha de cumplir o no, dependerá de nosotros exclusivamente. Como programa es magnífico. Pero, requiere grandes esfuerzos para realizarlo.
El Estatuto vasco es, naturalmente, vasco. No podemos nosotros quedar satisfechos con que sea vasco. Exigimos que sea algo más: euskaldun. Si desde su cuna no viene siendo euskaldun será la gran desilusión de los más auténticos vascos, de los nacionalistas euskaldunes.
El programa de superación nacional es ese: el del Estatuto vasco euskaldun. El plebiscito diario que debe realizar el patriota es ese: el del euskeldunizar el Estatuto.
No ha de ser, exclusivamente, euskaldun el programa. Ha de ser, también, un Estatuto socializador. Y por socializador entendemos el de la elevación moral y económica del trabajador; el Estatuto amparador de los derechos económicos del anciano proletario, con sus seguros de vejez dignos; el del acceso a la propiedad, el del salario familiar.
He aquí el programa que diariamente debemos, por ahora, plebiscitar: el Estatuto vasco. Hacer vivir de este Estatuto, encarnándolo de tal suerte que cada hora contribuya a hacer de nosotros más euskaldunes y más sociales. He aquí el lema nacional: Euzkadi euskaldun y social – cristiano.