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Gipuzkoa 1936
SE NECESITAN CUATRO MILLONES Y MEDIO DE PESETAS...
El presupuesto primitivo del nuevo Hospital aumenta en 4.500.000 pesetas, que aportarán la Diputación y el Ayuntamiento para que el edificio, modelo en su género, se termine

Breve reseña del origen, evolución y estado actual de las obras

Hace años que el Hospital de San Antonio Abad fué descalificado. El aumento de población de la provincia de Guipúzcoa y la crisis de trabajo, entre otras causas, hicieron insuficiente el edificio para el número de enfermos que en él reclamaban asilo. Aumentáronse servicios y actividades. Por entonces San Sebastián abría una nueva avenida, un brillante enlace de asfalto entre el mar y la ruta de Francia. El aboroto de brea y el repicar de las piquetas conmovieron al viejo Hospital. Cayó un muro del vetusto edificio, y otro agrietóse en anuncio de próximo derrumbe. Hubo que trasladar enfermos al Asilo de Zorroaga y a los Hospitales de Irún y Tolosa.
La teoría de un nuevo Hospital se condensó en núcleo de realidad. La Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento donostiarra aunaron sus esfuerzos. Acuerdo lógico. El Hospital de San Antonio Abad puede considerarse Hospital provincial. La Diputación viene pasando a este centro unas ciento cincuenta mil pesetas anuales, en concepto de subvención. La verdad es otra. La verdad es que los pueblos de la provincia envían enfermos al Hospital de San Antonio Abad y no pagan la totalidad de lo que les corresponde. Es decir: los Ayuntamientos abonan a la Diputación por cada enfermo hospitalizado una cantidad inferior a la fijada; cantidad que añade la Diputación, que también ha de sufragar la estancia de los llamados “enfermos de paso”, de los que vienen del extranjero; tema éste al que dedicaremos otra crónica.
Estábamos en que la caída de un muro impulsó la actividad oficial a la construcción de un nuevo edificio. Continuemos. La Comisión mixta hospitalaria, integrada por representantes de la Diputación, el Ayuntamiento y la Junta de Beneficencia, celebró varias asambleas. E hizo su aparición una cantidad: ocho millones de pesetas. Nuevas juntas, y acuérdanse las bases en que han de efectuarse las aportaciones para llegar a la citada cifra: la Diputación se compromete a hacer entrega inicial de 4.500.000 pesetas, y del resto, hasta los ocho millones, aportará el veinticinco por ciento. Corresponde, por tanto, al Ayuntamiento contribuir con 2.625.000 pesetas.
Formalizado el anterior acuerdo, se nombra una Junta, denominada Patronato del Nuevo Hospital, constituída de la forma siguiente: el alcalde de San Sebastián, cuatro concejales, el presidente de la Diputación, cuatro diputados y ocho vocales vecinos, elegidos, en igual proporción, por ambas Corporaciones. Ocupa la presidencia de la Junta el alcalde, y la vicepresidencia, el presidente de la Diputación, con el acuerdo entre ambas autoridades de permutar los respectivos cargos cada dos años.
El Patronato del Nuevo Hospital se dedica a elegir terrenos. Anuncia un concurso para la adquisición de un lugar de emplazamiento del edificio. Hay dos proposicones: una de ciertos terrenos en las proximidades del Antiguo, llamados de “Loinstain”; otra de terrenso situados en Amara, en las inmediaciones del caserío “Aguerre”.
Las dos ofertas pasana estudio. Los técnicnos médicos y los técnicos arquitectos emiten informes, separadamente, que coinciden en recomendar los terrenos de “Aguerre”. No obstante, en el Ayuntamiento hay discusión. Emplazado el Hospital en los terrenos de Amara, es necesario construir una carretera para su acceso: los terrenos de “Loinstain” tienen fácil comunicación. Pero estos últimos están situados en dos planos, cosa que dificultaría la organización de los servicios, y, por otra parte, los primeros son más baratos. Los de “Loinstain” están valorados en 6’50 pesetas el metro; los de “Aguerre”, a tres pesetas metro. La Comisión decide adquirir 135.000 metros de los terrenos de “Aguerre”.
Anúnciase un concurso de anteproyectos. Los lápices de arquitectos y delinenates trabajan febrilmente. Se celebra el certamen. El Jurado elige el anteproyecto de los señores Urcola y Aguirrebengoa. Es el que más se adapta a las bases fijadas, al par que reúne mejores condiciones. El diseño anuncia limpias perspectivas, comodidad y rapidez en todos los servicios, luz...
Con la elección del anteproyecto surge del seno de la Junta de Patronato del Nuevo Hospital una nueva Junta: la de Enlace, encargada de convertir el anteproyecto en proyecto, de acuerdo con la opinión del Jurado calificador. La Junta de Enalce está integrada por arquitectos, médicos y técnicos administativos.
Empiezan las obras. Hervor de tierra socavada, álzanse mástiles metálicos, fiebre de cemento y hierro; se está gestando el nuevo edificio. La escala, reducida al pasar del cerebro de los arquitectos al papel, vuelve a proyectarse ahora en toda su amplitud, abierta al aire y al sol; al sol y al aire, buenos amigos de las nuevas formas arquitectónicas.
Según gana cuerpo la idea, va aumentando su coste; porque cuando intervienen los números, siempre hay sorpresas. Esto no quiere decir que fracasara el cálculo técnico. No. Ya la Comisión de Enlace y el Jurado acordaron aumentar en millón y medio la conversión del anteproyecto en proyecto. Luego aparecieron otras necesidades: gastos en los terrenos, la carretera de acceso, la organización de los concursos, honorarios de los Jurados y de los técnicos...
Resuen: 4.500.000 pesetas más.
He aquí el problema presentado a la Diputación y al Ayuntamiento.
Es necesaria una fórmula para la aportación de la cantidad que falta: porque las obras continúan con gran actividad y no se paralizarán.
El Hospital provincial será uno de los primeros entre todos los edificos de España consagrados a la ciencia médica. Las fotografías del camarada Gueréquiz –impresionadas desde acertados ángulos- son un avance de lo que va a ser el nuevo Hospital. Esto, por fuera. Por dentro, una cifra servirá de exponente: capacidad para seiscientas camas, pudiendo habilitarse hasta mil, y todas las ramas de la Medicina perfectamente atendidas.
Hacen falta 4.500.000 pesetas.
Oigamos vómo va la busca de esa cantidad.
El círculo del teléfono –“rueda de la fortuan”, de Paul Morand- gira: 1-0-9-7.
Unos segundos de espera.
Y la Diputación al habla.
-¿Está el señor presidente?
Lo de siempre.
-¿De parte de quién?
-LA VOZ DE GUIPÚZCOA.
Y al momento el señor Liceaga al aparato.
-Una sola pregunta, señor presidente. ¿Han llegado a un acuerdo la Diputación y el Ayuntamiento en cuanto a la forma de aportar los 4.500.000 pesetas para el nuevo Hospital?
-Todavía no. Pero no habrá dificultades. Ha habido algunas conversaciones preliminares, y puede usted decir que tanto la Diputación como el Ayuntamiento tienen el mayor interés y están animados de la mejor voluntad para llegar a un entendimiento. Ambas Corporaciones contribuirán con lo que en justicia les corresponda, y el nuevo Hospital quedará concluído, para honra de Guipúzcoa. ¿Desea usted saber algo más?
-Por ahora nada más, señor presidente.
C. del Esla.



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