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COCKTAIL DONOSTIARRA

En un pueblo costero vecino a San Sebastián se acaba de descubrir un ara auténtica, de algunos siglos antes de Jesucisto y de origen itálico. Ya en 1886 aludía a la misma cierto escritor francés al relatar su viaje por España. Esta pieza, que es muy fina en su cincelado trabajo, ha permanecido abandonada por más de medio siglo en una cuadra, sirviendo últimamente de soporte a la kupela. Según se ha podido averiguar, fué hace muchos años traída de Cádiz por un marino vasco como obsequio a su familia. Esta pieza artística es de gran valor y por fortuna ha caído en manos de una persona tan inteligente como desprendida, quien se propone reunirla con otros varios objetos en un Museo particular que pronto se abrirá al público. Bienvenida sea esta ráfaga de gusto, ahora precisamente en que todo lo artístico ha desaparecido por completo en nuestra región.

Los vecinos de Fuenterrabía se quejan justamente de la invasión de chiquillos de aquel pueblo, que acometen por calles y plazas a los turistas franceses para pedirles limosna. Esto hace muy mal efecto al viajero y los chicos deben ir a la escuela y dedicarse en las horas libres a las diversiones propias de su edad.
Aprovechamos la ocasión para decir que no hay ninguna nación en el mundo que, como España, tenga tan bien organizada una exposición permanente de mendicidad porque el español es mendigo innato y mesiánico, que todo lo espera de la casualidad de la dádiva o de la protección divina, cuando se ha comprobado hace mucho tiempo que la única forma de producción y sostenimiento del individuo es el trabajo.
Mas dejemos este tema, superior a nuestra competencia, y sigamos con lo que se relaciona con el turismo. En la citada pintoresca playa, los franceses que la visitan se hacen acompañar como cicerones por los barqueros que les han transportado, gente modesta, pero que carece de toda clase de conocimientos históricos. Nosotros teníamos entendido que el Patronato de Turismo había creado un Cuerpo oficial de guías y uno de éstos estaría muy indicado en Fuenterrabía, mejor que en otra parte.

Leemos con agrado que el Ateneo Enciclopédico Obrero acba de ser subvencioando por la Diputación. Conocemos perfectamente la labor cultural de esta entidad popular que merece grandes plácemes. Después de las horas de trabajo el “dopolavoro”, que dicen los italianos, una cantidad de obreros se reúne en los locales de la sociedad para leer libros selectos, para dar clase de ciencias literarias y exactas, para escuchar conferencias instructivas. Es así como se educa a las masas y se preparan para el día de mañana ejercer conscientemente sus deberes ciudadanos.
Sabrán ustedes que ahora estamos padeciendo una racha de filósofos o apóstoles de a 0’95. Estos inconscientes audaces, que carecen completamente de toda base de cultura general, sabiendo escasamente leer y escribir, no tienen más base de consistencia que las proporcionadas por algún diario o revista extremistas y libros de la vieja cultura rusa subversiva, que nunca llegaron a digerir. Con este escaso bagaje literario se lanzan a la calle, ponen cátedra en las tascas más frecuentadas, cometiendo caprichosamente cualquier tema religioso, filosófico o social, ante la admiración de cuatro infelices que se quedan admirados cuando les oyen citar nombres extraños y propósitos desconcertantes.
Fomentemos, pues, todo centro de sana cultura, facilitemos al obrero que quera estudiar los medios para ello y dejemos a estos señores de cultura a la violeta que sigan epatando a tontos y necios.

El día 7 de marzo de 1906, es decir, justamente hará 30 años, que tuvimos el gusto de asistir en Miramar a la adjuración de la princesa Ena de Battenberg, entonces prometida del Rey de España. Consultando nuestras notas de aquella época, vemos que la ceremonia tuvo lugar a las 10 de la mañan en la capilla particular de Palacio, con asistencia de la reina Cristina, la infanta María Teresa y el infante don Fernando. La neófita, como todas las damas que asistieron al acto, vestía de blanco, tocándose con la mantilla blanca española.
En representación del Gobierno asistió Moret con su hija Angeles. Ofició el Arzobispo Nottingham, asistido por los Obispos de Sión y Vitoria, a quienes acompañaba el párroco del Antiguo señor Aristizábal. El altar se hacaba completamente adornado de lilas blancas, flor predilecta de la princesa.
De la grandeza española asistían los duques de Alba y Sotomayor; los marqueses de Viana Vicalobar, Zarco del Valle, Merry del Val y San Felices de Aragón; el coronel Elorriaga; los duquesas de San Carlos y Mandas; la condesa de Mirasol y las marquesas de Santa Cruz, Merry del Val y San Felices de Aragón.

Sucedido el otro día en el Juzgado municipal.
Se cita al demandado para la diligencia de confesión judicial en un asunto donde se reclama doscientas cincuenta pesetas, importe de géneros alimenticios suministrados y no pagados. El labriego muestra su extrañeza y se opone a tener que confesar delante de tanta gente, pero al fin se convence y previa la oportuna promesa contesta concretamente a todas las preguntas del pliego de posiciones. Terminada esta diligencia el declarante se dirige al Juez para preguntarle socarronamente “¿He confesado bien?” “Muy bien”, responde su señoría. –Pues entonces me tendrá usted que absolver de la deuda que se me reclam.
Comentarios, carcajadas y el sucedido al archivo, después.

GIL BARE.

2006 Departamento de Cultura, Juventud y Deporte - Diputación Foral de Gipuzkoa