Sindicato de Obreros Metalúrgicos (UGT)
En Azpeitia, un teniente de la Guardia civil maltrata a un honrado trabajador metalúrgico
El Sindicato Metalúrgico de Guipúzcoa (Sección de San Sebastián), pone en conocimiento del señor Gobernador y de la opinión pública, el atropello vergonzoso cometido con el afiliado de este Sindicato Florentino Goñi. El martes de Carnaval se presentaron en el Garage “Chevrolet” dos individuos, uno de ellos conocido por el “Portugués”, diciendo que viniendo de Azpeitia con una camioneta, se les había averiado una rueda delantera y que iría un mecánico con un juego de bolas para arreglarla y traerla a San Sebastián, poniendo a disposición del mecánico el taxi que ellos habían alquilado a San Sebastián, poniendo a disposición del mecánico el taxi que ellos habían alquilado en Cestona. El patrón encomendó el trabajo a nuestro compañero y se trasladó en el taxi a Cestona. Estando nuestro compañero efectuando la reparación en un garage de aquella localidad, pues se vió obligado a hacer unos casquillos, se presentó un teniente de la Guardia Civil con un cabo y un primero, preguntando por el dueño de la camioneta. Nuestro compañero le contestó que él no era el dueño y que él había venido a repararla de San Sebastián y el teniente le contestó que quedaba detenido. En este mismo momento telefoneó de San Sebastián el patrón del Garage, preguntando la avería que tenía y nuestro compañero le dijo como le habían detenido la Guardia Civil, e invitó al teniente a que hablase con el patrón. Así lo hizo, diciéndole al patrón que se había cometido un robo en Azpeitia y que se veía obligado a detenerle hasta que declararía ante el juez y luego sería puesto en libertad. Desde este momento nuestro compañero ya no tomó parte en la reparación de la camioneta, la cual repararon los obreros del garage de Cestona. Una vez que fué reparada la camioneta obligaron a nuestro compañero a conducirla a Azpeitia, diciéndole que no tendría cuidado, pues se le pondría en libertad una vez en Azpeitia. Nuestro compañero quedó detenido recibiendo buen trato y dándole bien de comer. Al día siguiente, miércoles sobre las nueve y media o diez de la mañana, no supo precisar la hora, porque en la cárcel no tenía reloj, se presentó el teniente con un número, y desde este momento se acabaron los buenos tratos para nuestro compañero. El teniente empezó insultándole, llamándole bandido, canalla, ladrón. Nuestro compañero empezó a defenderse, diciendo que a él le habían mandado a reparar la camioneta, a lo que contestó el teniente con un puñetazo en el estómago. Nuestro compañero quiso defenderse otra vez de palabra y recibió otro puñetazo en el pecho, diciéndole al mismo tiempo que ya había sido detenido uno de los ladrones y que iban a carearlo con él, que aunque él no les acusaba, los otros le acusaban a él. Nuestro compañero le dijo que cuanto antes lo trajeran mejor, para demostrar su inocencia, y aunque fuera un criminal no tenían derecho a maltratarle. El teniente le contestó que, si no fuera por el uniforme que llevaba puesto, terminaba con él. Nuestro compañero, ante ese gesto del teniente, siguió diciendo que telefoneara a San Sebastián para que vendría su patrón, a lo que le contestó el teniente, dicindo que si venía su patrón, también sería encarcelado, y que él no trabajaba con ningún patrón, qu ele habían pagado los otros para que arreglase la camioneta, llamándole canalla, ladrón y otros insultos, se marcharon, diciéndole que estaban cansos de estar toda la noche molestándose por culpa de ellos, y nuestro compañero volvió a quedarse otra vez encerrado hasta las cinco y media de la tarde, que le llamó el juez a declarar.
Una vez hecha la declaración, fué puesto en libertad: podía trasladarse a San Sebastián.
Señor Gobernador: He aquí el relato del atropello cometido con nuestro compañero; no pedimos venganza, sino justicia contra el cobarde que, abusando de su uniforme y su autoridad, golpea brutalmente a un trabajador honrado; pedimos justicia contra el traidor del cumplimiento de su deber. ¿Es que no tuvo tiempo desde las doce de la mañana del martes hasta las nueve y media de la mañana del miércoles de averiguar si nuestro compañero era un delincuente o un trabajador? ¿Es que no hay en esa capital una primera autoridad, un inspector de policía y cuartel de la Guardia Civil para averiguar en pocos momentos si era verdad lo que decía nuestro compañero? Tuvo tiempo suficiente; pero es más fácil dormir a pierna suelta, y después pretender, a fuerza de insultos, golpes y mentiras, sacar la verdad.
Señor Gobernador: Esperamos de su autoridad, obre con entera justicia contra el cobarde y traidor que maltrató a un trabajador más honrado que él.
EL COMITÉ
SINDICATO DE OBREROS METALÚRGICOS DE GUIPÚZCOA ACLARANDO UNA AGRESIÓN
El Sindicato Metalúrgico de Guipúzcoa (Sección de San Sebastián), hace constar que el pasado domingo, 16 de febrero, alas ocho y media en la calle de Garibay, frente a los locales de Izquierda Republicana, fué agredido el compañero de este Sindicato Salvador Mateos, al grito de: “¡Matarle, que es un fascista!”
Esta organización condena la agresión brutal hecha a nuestro compañero, no pertenece ni ha pertenecido en ningún momento a Falange Española, y hace constar que dicho compañero ha observado una conducta irreprochable, cumpliendo en todos los momentos los mandatos de la organización.
EL COMITÉ