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En España amanece
En un clima de entusiasmo frenético y de auténtico patriotismo las fuerzas nacionales ocupan San Sebastián
El himno de la Falange canta la unidad de España en tierras de Guipúzcoa
Las flechas y el yugo sustituyen al odio y la miseria marxista
¡¡ARRIBA ESPAÑA!!

FECHA INOLVIDABLE PARA SAN SEBASTIÁN
Hemos sido testigos presenciales de la entrada en nuestra querida ciudad de los primeros grupos de soldados del ejército salvador de España y hemos compartido así mismo de la intensa emoción del vecindario que se echó a la calle para recibirlos con los brazos abiertos y dispensarles un recibimiento sencillamente conmovedor, preenciando escenas que hicieron asomar a nuestros ojos lágrimas de júbilo, alborozo y alegría, que nos es imposible describir con la fuerza expresiva con que en aquellos momentos los sentimos.
Para poder explicarse el entusiasmo delirante con que los donostiarras acogieron la entrada del ejército salvador de España, sería preciso que los lectores supieran siquiera con exactitud aproximada los días de terror por los que hemos atravesado los vecinos de San Sebastián desde el día 19 de julio hasta el pasado domingo, fecha inolvidable en la historia de nuestra ciudad, invadida por las hordas salvajes de los marxistas, a cuya férula fuimos sometidos, período de tiempo en que se cometieron los crímenes más abominables, los más bárbaros asesinatos, los saqueos más repugnantes, las más sacrílegas profanaciones y los desmanes más odiosos al amparo de una autoridad, carente de energía y pletórica de las más bajas concupiscencias.
La serie de fechorías de los rojos, con la cooperación criminal de elementos hasta aquel momento considerados de orden y para sarcasmo de nuestros buenos usos y costumbres por falsos apóstoles de la sacrosanta religión católica y de las legítimas reivindicaciones obreras por los cauces de la doctrina cristiana –nuestros lectores ya habrán adivinado a qué sector nos referimos- culminó con la perversa propaganda llevada a cabo con infernal saña, atribuyendo a sus nobles adversarios, a los que en nombre de Dios, justicia y orden social venían a librarnos de sus garras, los horrendos crímenes por ellos cometidos y cuyas víctimas son elocuentes acusadores que claman castigo inexorable.
Esta funesta propaganda fué la causante del terror que se desbordó durante el día del sábado pasado y la que dio lugar a la loca desbandada del vecindario donostiarra, que fué arrastrado por la ola roja, que llevó consigo todo cuanto cogió a su paso, mujeres, niños y ancianos, que a estas fechas serán las primeras víctimas de sus secuestradores.
Así podemos dar una explicación de los momentos angustiosos que experimentamos los que pudimos salvarnos de la avalancha de los desalmados marxistas quienes, como digno epílogo de sus criminales correrías, amenazaron con incendiar la ciudad, siguiendo el ejemplo de Irún y otras poblaciones que han tenido la desgracia de haber sido sometidas a su bárbaro dominio.

LA ENTRADA DE LAS FUERZAS NACIONALES
Próximamente a las doce del mediodía hicieron su triunfal entrada en San Sebastián, las primeras fuerzas, que fueron saludados con un emocionante repiqueteo de campanas de los conventos de Santo Domingo que anunciaron su aparición por el alto de la carretera de Ategorrieta.
El público, que había pasado la noche en constante angustia y en medio de una terrible incertidumbre las primeras horas del día del domingo, se lanzó a la calle lleno de indescriptible alborozo, abrazando, estrujando, besando transido de emoción a los primeros representantes del ejército salvador de España, que se confudieron con el pueblo, compartiendo fraternalmente la alegría inolvidable de los que les esperaban con impaciencia a punto de agotarse y que hubiese derivado, de retrasarse más la llegada de los salvadores, en locura y desolación.
¡Viva España! ¡Arriba España! ¡Viva el glorioso ejército salvador de España! fueron las exclamaciones que el pueblo lanzaba desde lo más hondo de su corazón.
Los niños, radiantes de alegría, las mujeres locas de contento y los hombres con los ojos preñados de lágrimas de emoción, producida por el júbilo y el alborozo íntimos, aplaudían con entusiasmo y aclamaban con verdadero delirio desarrollándose escenas de un patetismo indescriptible.

LAS FUERZAS EN SAN SEBASTIÁN
Poco a poco fueron entrando en nuestra ciudad, las fuerzas del glorioso ejército español, tomando posiciones en los lugares estratégicos, para establecer la oportuna vigilancia y repeler cualquier agresión, ineficz y suicida, desde luego, por parte de las hordas rojas que para las doce de la noche del sábado había ya emprendido precipitada y desenfrenada fuga, cual corresponde a los cobardes asesinos que temen la acción de la justicia vengadora.
Por calles y paseos se veían animadí- tián había cambiado radicalmetne de decoración.
Po calles y paseos se veían animadísimos y los balcones adornados con colgaduras con los colores nacionales, cuya aparición fué acogida en todas partes con frenéticos aplausos y estentórea vivas a España.
Las primeras fuerzas que desfilaron por las calles de San Sebastián, fueron las de la columna mandada por el bizarro coronel Beorlegui y teniente coronel Los Arcos, procedente del frente de Oyarzun, y otra que venía dee frente de Hernani, al mando del coronel Iruretagoyena, y teniente coronel Cayuela.
Estas columnas estaban integradas por elementos pertenecientes a los Regimientos de Artillería número 23, Artillería de Montaña y Artillería de Vitoria; Regimientos de Infantería de guarnición en la capital de Alava y Pamplona; Requetés del Tercio Navarro y Montejurra; las aguerridas y valerosas fuerzas de Falange Española de las J. O. N. S., que tantos héroes ha dado a la patria y cuya lista de muertos por la causa ocuparía planas enteras de los periódicos.
Todas las fuerzas venían pertrechadas con magníficos elementos de combate, imponentes carros de asalto, cañones de distintos calibres, tanques blindados, camiones, etc., llamando poderosamente la atención los carros ligeros de combate que en gran número desfilaron por nuestras calles ante la admración y el asombro del numeroso público que presenció su apoteósico paso.
Cada uno de estos carros ligeros estaban dotados de dos ametralladoras del ocho con alcance de 4.500 metros y un cañón en la parte posterior.
En los alrededores de San Sebastián quedaron en diferentes pueblos más de siete mil hombres, iniciando en el mismo día su avance a Bilbao una potente columna encargada de hacer retroceder fuera de la provincia á las fuerzas marxistas de las que no tardará en verse libre del todo los pocos pueblos guipuzcoanos que están bajo su presa.

NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES
Por orden de la Junta de Defensa Nacional de Burgos ha sido nombrado gobernador civil de Guipúzcoa el prestigioso director de nuestro querido coelga “El Diario Vasco”, don Ramón Sierra, quien el lunes tomó posesión de su delicado cargo, comenzando a organizar los servicios de la provincia para el mejor desenvolvimiento de sus actividades desarticuladas totalmente por la invasión y desenfreno de las hordas rojas.

NUEVO PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN
El gobernador civil de Guipúzcoa don Ramón Sierra ha procedido al nombramiento de presidente de la Diputación, nombramiento que ha recaído a favor de don Fidel Azurza, alcalde de Tolosa y destacada personalidad que reune dotes excepcionales para desempeñar cargo de tanta confianza, nombramiento que ha de redundar en beneficio de los altos intereses de la provincia.

ALCALDE DE SAN SEBASTIÁN
Con carácter interino ha sido nombrado alcalde de San Sebastián el diligente concejal del Ayuntamiento donostiarra don Fernando Zubiri, quien desempeñará sus funciones hasta que se haga cargo de la Alcaldía el prestigioso abogado don José Múgica, que ha sido designado para este cargo y que se encuentra ausente en estos momentos.

DESFILES MILITARES
Durante los días, después de la entrada triunfal del ejército salvador de España en San Sebastián, hemos presenciado brillantísimos desfiles de las fuerzas por las calles de la ciudad, siendo presenciados por numerosísimo público que no se cansó de vitorear y aplaudir con entusiasmo grandioso a las tropas que desfilaron ante los himnos “Oriamendi” y de la Falange coreados por los soldados a cuyo paso distinguidas señoritas de la localidad arrojaban flores en abundancia.

LA VIDA EN LA CIUDAD
Gracias a las acertadas disposiciones de las autoridades que se desviven por normalizar todos los servicios de la ciudad, la vida en esta capital va entrando por cauces de normalidad, viéndose los comercios abiertos y abastecidos en lo que cabe después del total saqueo de los rojos que en su huída se llevaron todo lo que pudieron, desvalijando cuanto su voracidad y rapiña consideraba digno de ser atrapado.
En las casas de vecindad hay agua, servicio que ha sido restablecido con gran alegría y contento de los interesados y se cuenta también con alumbrado eléctrico del que también hemos carecido hasta la fecha.
Los mercados se ven concurridísimos y el elemento campesion acude a ellos con los productos del campo que son adquiridos por el público con satisfacción, ya que también de esto carecíamos gracias al desorden y los desmanes de los “camaradas marxistas” que tenían amedretnada a las pobres “caseras” que no se atrevían a venir a la ciudad por temor de que les arrebataran los artículos que esperaban vender para el sustento de sus familiaas.
Vamos a terminar estas impresiones dando gracias a Dios por haberse acordado a tiempo de los desgraciados donostiarras que han de grabar en sus corazones con caracteres indelebles la fecha 13 de septiembre, fecha de su liberación por el ejército salvador de España, confiando enq ue ya no hemos de vernos oprimidos de nuevo por hordas de asesinos, criminales, cobardes y mendaces que tantas desdichas nos han proporcionado, elelvando desde lo más íntimo de nuestros corazones una fervorosa plegaria en recuerdo de las innumerables víctimas inmoladas por el odio desenfrenado de seres desalmados cuyo severísimo castigo no se hará esperar mucho tiempo. Donostiarras,

POR ESPAÑA, UNA, GRANDE, LIBRE. ¡ARRIBA ESPAÑA!

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