KORRIKALARISMO... MONTAÑERO
¿Se puede ir desde Donostia a la cumbre del Hernio en dos horas?
Después del “maremagnum” suscitado por la “leyenda” que el famoso “korrikalari” Chiquito de Aya se estaba preparando para realizar la marcha Venta-Berri-Hernio en el fantástico tiempo de dos horas, para ganar o al menos intentarlo una apuesta concertada o lanzada en el fondo tenebroso de alguna sidrería, y haber declinado el Chiquito de Aya tal honor y perdida la señal, pues por lo que parece, en los ensayos o entrenamientos que realizó, se convenció de la imposibilidad de cubrir en tan poco espacio de tiempo una distancia tan fabulosa, con el agravante de mil y pico metros de desnivel que existen entre Venta-Berri y Hernio, se había olvidado la cuestión o al menos enfriado los entusiasmos de las masas que llegaron a vibrar ante el anuncio del quimérico proyecto.
Pero auque el Chiquito de Aya declinó el honor o mejor dicho, la realidad le vino a convencer de que por muy buen corredor que sea, el organismo humano tiene sus límites y todavía no se ha inventado ningún carburante como en los automóviles, para dar mayor “reprise” a la marcha y lograr una mayor velocidad, parece ser que hay otros “korrikalaris” que no se han convencido todavía y andan entrenándose sobre el recorrido en cuestion, para ver sus posibilidades y lanzar antes de mucho algún reto, aunque desde luego puede asegurarse desde ahora y acompañar la afirmación con sendos “amadeos”, que el tiempo a invertir, por muy afamados que sean los “korrikalaris” que participen, más cerca andará de las dos horas y media que de las dos, como en un principio se llegó a creer.
Desde el primer momento en que supimos la noticia de que se intentaba cubrir la distancia Venta-Berri-Hernio en dos horas, conocedores de la dureza del terreno en que tenía que desarrollarse la pugna, los muchos kilómetros a recorrer y el gran desnivel a salvar, estábamos convencidos de la imposibilidad de realizar tan extraordinaria “perfomance”, por muy fenómeno que sea el Chiquito de Aya como pretenden sus incondicionales.
Y en efecto: al llegar hasta nosotros poco después la noticia de que había optado por retirarse perdiendo la señal, antes de hacer el ridículo, aleccionado por los ensayos efectuados, nada nos extrañó, sino todo lo contrario, pues desde un principio pusimos en duda llegara a realizarse en serio el intento.
Pero no obstante, al saber que posteriormente ha habido otros “korrikalaris” que se han entrenado sobre el mismo recorrido e incluso que estos días andaba ensayando más de uno, el domingo último, aprovechando la excelencia del día, que tanto va prodigándose en este invierno primaveral, decidimos varios amigos hacer el recorrido Hernio-San Sebastián o sea en dirección contaria a la estipulada en la carrera, para sobre el terreno estudiar las posibilidades de cuantos andan perdiendo el tiempo probándose en dicho recorrido.
Comenzamos por subir desde Vidania al Hernio, encontrándonos en el camino con el presidente de la Federación Vasca de Alpinimos, señor Tellería, el fotógrafo Ojanguren y otros entusiastas montañeros eibarreses, que cargados de aparatos, subían también al Hernio, para obtener fotografías y dibujos y tomar distancias y ángulos para ultimar el mapa de orientación que dicho organismo se propone instalar en la próxima primavera sobre la cumbre de dicha montaña, centro geográfico de la provincia.
Les dejamos abstraídos en su tarea y por Zelatun bajamos a la venta de Iturrioz, cruzándonos con bastante montañeros de San Sebastián, Irún, etcétera, que subían con dirección a Hernio aprovechando la bondad del día. En la venta de Iturrioz paramos un momento para comer un par de huevos fritos, pues estábamos aún sin desayunar y mientras nos los preparaban nos quedamos fueran tomando el sol como en pleno verano y en aquel preciso momento vimos pasar a un “korrikalari” vestido impecablemente con pantalón corto y camiseta blanca, quien seguido de su preparador o algún entrenador, cruzaron raudos ante nosotros, comenzando seguidamente a ascender por el camino que se inicia al lado de la ermita y pozo y sube en dirección a Hernio. No pudimos averiguar quiénes eran, por el secreto y misterio en que generalmente efectúan sus ensayos y pruebas nuestros “korrikalaris”, pero vino a confirmarnos las noticias que hasta nosotros habían llegado.
Tras desayunar en Iturriotz, continuamos nuestra marcha, y al poco rato pasábamos sin detenernos ante el Sanatorio de Andatzarrate, donde los enfermos disfrutaban también de las caricias del sol, tomando la dirección de la Venta de Zárate. Y una vez aquí, torcimos hacia Andatza, cuya cumbre veíamos enfrente de nosotros y, faldeándola y atravesando magníficos bosques de pinos, llegamos al barrio de San Esteban, donde comimos. Y tras restaurar las fuerzas, proseguimos la marcha hasta la meta, o sea Venta Berri.
Según el mapa, la distancia entre la cumbre del Ernio y Venta Berri es de unos veinte kilómetros, pero puede aumentarse en un 20 por 100, y no creemos sea exagerado, por las curvas e irregularidades de los caminos y lo quebrado del terreno por donde discurren, o sea que puede calcularse sin temor a incurrir en grave equivoación, en 25 kilómetros la distancia real entre Venta Berri y Ernio, lo cual pudimos comprobar además con el cálculo del tiempo invertido, pues habiendo efectuado todo el recorrido a una habiendo hecho todo el recorrido a una marcha cronometramos en algunos trozos y multiplicando los 25 kilómetros por 12 minutos, o sean cinco horas, que es lo que nosotros empleamos en salvar la distancia. Y teniendo en cuenta que el recorrido lo hicimos a la inversa, o sea bajando de los 1.973 metros de la cumbre de Ernio a cero metros del nivel del mar, puede considerarse como muy buena marca el que un corredor de categoría invierta en ese mismo recorrido, hecho al revés, la mitad del tiempo que tardamos nosotros, o sean dos horas y media, que equivalen a 150 minutos, que divididos entre los 25 kilómetros, viene a resultar un promedio de seis minutos kilómetros o diez kilómetros a la hora.
Habrá seguramente más de uno que dirá que seis minutos son demasiados minutos para un corredor de fama y hasta para un corredor mediano, y efectivamente, así es, si se tratase de pocos kilómetros y sobre buen piso y casi llano –v.g. una carretera- serían muchísimos los que lograran una media aún de cuatro minutos kilómetro. Pero no hay que olvidar que se trata de una marcha de 25 kilómetros, y salvo los cinco primeros que transcurren por carretera o por camino vecinal casi llano los restantes veinte discurren en pleno monte, por malos caminos carretiles y de mucha pendiente, y particularmente una vez alcanzado Andatzarrate, los cinco kilómetros finales para salvar los 700 metros de desnivle hasta ganar la cumbre de Ernio son “matadores” y quisiéramos ver a muchos corredores de campanilllas tras los 20 kilómetros que llevarían a cuestas, el tiempo que realmente invertían en esos cinco kilómetros finales y cuantos habrína de declararse vencidos a la vista de la ansiada meta cumbre, sin fuerzas para continuar en aquella pendiente agotadora, aún para quien iniciase la carrera en el mismo Andatzarrate. Téngase, pues, muy en cuenta todo ello, y en su vista se verá que una media de seis minutos en una carrera que puede considerarse como “marathoniana, no está mal ni mucho menos, y que serían muy contados los corredores no sólo de Guipúzcoa, sino del Extranjero que la consiguieran en un recorrido tan duro y difícil.
Según los apuntes que tomamos, el recorrido Venta-Berri-Hernio puede considerarse dividido en cuatro etpas, como sigue:
Venta-Berri, Añora, Recalde, Zubieta...... 5 kms.
Zubieta, San Esteban, Venta de Zárate... 10 “
Venta de Zárate Andatzarrate................ 5 “
Andatzarrate, Venta de Iturrioz, Hernio... 5 “
Total.......... 25 “
Desde luego, estos datos no son exactamente veraces, pero sí muy aproximados a la realidad, según pudimos comprobar sobre el terreno.
Ahí han quedado, pues, recogidas las modestas observaciones que en nuestra no menos modesta marcha-excursión anotamos con destino principalmente a todas aquellas persnas que en sidrerías y centros análogos de reunión hablan a humo de pajas, sin ninguna base sólida sobre la que apoyar sus argumentos y afirmaciones contundentes –cuando muchos ni han visto el recorrido ni saben su kilometraje y dificultades- en la esperanza de que les servirá de punto de referencia para poder hablar con cierto conocimiento de causa, si nuevamente vuelve a ponerse sobre el tapete la tan cacareada prueba Venta-Berri-Hernio, que ha suscitado tan acalorados comentarios.- A.