GUIPUZCOANO
Las hordas de Atila vienen sobre tu suelo. Ni la hierba vuelve a crecer una vez hollada por sus plantas. Se llaman cristianos, y sus actos criminosos hacen escarnio de las doctrinas del Cristianismo. Se llaman salvadores, y no hay vida, ni hacienda, ni honor, ni respeto, ni consideración humana que quede a salvo bajo su dominio. Se llaman hermanos, y ensangrientan nuestros hogares, asesinan a nuestros hijos y llevan el dolor a centenares de madres.
Se llaman defensores de la civilización y pretenden imponer procedimientos de la Edad Media. Se llaman defensores del pueblo y fusilan en masa a todos aquellos que defiendan los derechos de la ciudadanía.
¡Pobre Guipúzcoa, si cayera en sus manos! Hasta el verdor incomparable de sus valles y laderas iba a eclipsarse bajo la barbarie cainita de estas brutales mesnadas del medioevo.
¡Todos a una luchemos hasta morir para echarlos de sus madrigueras y aplastarlos como a la mala hierba!