DESDE AZPEITIA
SALVAS DE RETAGUARDIA
El otro día publicamos una narración de un episodio guerrero en que se refería exclusivamente a la reconquista de Vidania.
Pues, bien; pese a mi buena intención, algunos interpretaron erróneamente mi artículo anterior por lo que se han enfadado conmigo. Y no hay por qué. Todos conocemos y admiramos el entusiasmo y ardor bélicos que los grupos nacionalsitas ponen a contribución en las líneas de fuego. Y por mi parte diré más y es que me emociona mucho cuando veo pasar por nuestras calles autobuses repletos de jóvenes vascos, hermanos míos en raza, que van y vienen cumpliendo órdenes de los mandos. Uno de mis más caros anhelos ha sido siempre el de ver a los nacionalistas vascos al lado de nuestra República que ha de proporcionarnos beneficios sin cuento con la concesión de la autonomía.
Así, pues, ¡fuera recelos y suspicacias! Arma al brazo, pistola al cinto, pluma el ristre, somos hermanos, hermanos, somo shombres, hombres libres frente a la canalla fascista y fascistoide.
Nacionalistas, no hay, no puede haber entre nosotros sino nuestra comprensión y auxilio. Y así seremos lo que Trueba, aquel gran escritor vasco pensaba de los euskaldunes. “libres como los pájaros de sus montes”. ¡Queremos ser libres! Queremos vivir bajo la sagrada efigie de la Libertad. Por eso lucháis por la República, y por eso, ha muerto heroicamente aquel magnífico compañero vuestro que se llamó en vida Miguel de Alberdi.
Vascos, todos, luchemos todos por las libertades patrias, contra la miserable morralla carlista. Y acordaos de aquellas palabras del gran coso: “Hombre, hombre. ¡Qué despreciable eres en tu esclavitud; qué grande cuando te inflama el amor a la libertad!”
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Desde hace algunos días se encuentra entre nosotros el valiente guardia de Asalto Nemesio Saizar Echeverría, que, como recordará el lector, por haberse publicado FRENTE POPULAR. Se fugó de Pamplona en arriesgada aventura. Después de prestar servicios en diversos frentes, la superioridad lo ha destinado a esta zona con la misión de conducir milicias al frente en autobuses, por ser su oficio éste.
Nos ha contado infinidad de peripecias: Oyarzun, Hernani, Beasain, Tolosa. Nemesio Salazar, de un temple serenísimo, fué de los últimso en abandonar la población de Beasain. Apenas salta del “auto”, coge el fusil y con un “pitillo” en los labios, sin agacharse, si por él fuera, llegaría hasta las mismas narices del tragicómico Mola.
Al bueno de Nemesio no hay quien le quite su obsesión de ir al frente con su rifle de doce tiros. El domingo por la tarde, después de dormir robando el tiempo a la tertulia del café para estar mejor dispuesto, pensaba ir hasta las cercanías de Asteasu. ¡Pero que siquieres!... Unos muchachos de Zarauz solicitaron autorización para ir a pasar la tarde en su pueblo y ¡zás! designaron a Nemesio para que los llevara en su autobús. ¡Y allí fué Troya! El valiente muchacho vió truncado su propósito de regalar una mina de plomo a los “carcas”.
Los magníficos servicios que este valiente guardia de Asalto, siempre leal a la causa de la República, tanto en octubre del 34, como en la presente ocasión, merecen una recompensa que sin duda no le será regateada. ¡Adelante, Nemesio!, y un día, un buen día, entrarás en Pamplona, donde a la carcunda que tú perseguías en sus maquinaciones y que te habrá buscado en el cielo y en la tierra para “arreglarte” la pelleja, podrás obsequiar con todo el plomo que ahora ahorres. Amén.
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Los requetés habían tomado por “guixajos” a nuestras milicias y resulta que fueron por lana y volvieron con plomo a cuestas... El martes, por la parte de Beizama, se presentaron con bandera banca, mientras otros compinches emplazaban en posición segura ametralladoras. “Moro ser amigo. No tirar. Ser hermanos...”
¡Bueno, bueno! Los bravos mendigoizales que saben leer y recuerdan antecedentes, les esperaron y cuando estaban a buen tiro, tram, tram, tram...
Y los “primazos” de los requetés olvidaron toda la parentela... y el camino por donde habían venido...
También en el sector del Hernio, hacia Aya, los requetés,llenos de brios... de chocolate, se lanzaron al ataque, creyendo, sin duda, que los nuestros estaban a veinte kilómetros. Esto ocurría el miércoles a la mañana y es bien probable que para entonces se les habría pasado la borrachera del domingo. Bueno, pues, cuando menos lo pensaban, tenían los pies en el cepo...
De pronto sonó una voz: ¡fuego! y la mesnada molesta, bien amolada por cierto, puso pies en polvorosa... y amoló las piedras en su frenética huída... Y ¡ay! de Mola si le “pillan” las narices...
En fin, el martes los mendigoizales en Beizama y el miércoles los “rojos” y nacionalistas que miraban hacia Andoain, pudieron reír a sus anchas y de buena gana... Tan es así que un amigo miliciano me ha prometido traerme los pantalones de un “requeté” que para huir más pronto dejó en el camino.
KARDIN.