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Gipuzkoa 1936

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EGUNAREN ALBISTEA


CUERPO CONSULAR DE GUIPUZOA

Larunbata, 1936ko irailaren 12a

Páginas:

FRENTE POPULAR
ANO I
DIARIO DE LA REPUBLICA
NUMERO 48

Redacción, Oficinas y Talleres: Garibay, 34.
Teléfonos: 14.621 y 14.634.
San Sebastián, sábado 12 Septiembre 1936


FRENTES GUIPUZCOANOS
Hernani sigue siendo el objetivo de las fuerzas rebeldes

Ayer combinaron los facciosos un ataque por aire y tierra, que no causó más que un herido leve.- Sin novedad en los demás frentes.

FRENTE NORTE
Tiroteo intenso en el Jaizquibel. El enemigo consumió munición abundnate disparando sobre nuestras posiciones.

Desde estas, las fuerzas leales replicaron con la acostumbrada energí sin que se alterase la línea de combate.

En la parte de Gainchurisqueta, el adversario siguió ejerciendo presiones que fueron contenidas por las milicias ciudadanas.

En el frente de Rentería, desde las posiciones de avanzadilla, se hostilizó al enemigo, que replicó débilmente.

Al final de la jornada, la réplica enérgica de nuestras fuerzas del Jaizquibel trajo como consecuencia mejorar algunas posiciones y reforzar la línea de combate.

Por el sector de Oyarzun se advirtió movimiento enemigo y en la parte de las Ventas de Astigarraga no hubo novedad.


FRENTE SUR
Parece que el enemiga ha concentrado sus ataques en el sector de Hernani. La heroica villa que marcó en la anterior guerra carlista el triunfo de los liberales, sbe replicar con indomable coraje las acometidas de las fuerzas facciosas.

Hernani, símbolo guipuzcoano del liberalismo, está siendo también objeto de un sañudo ataque, hasta el punto de que la aviación enemiga se ha ensañado con la población civil.

Ayer, a primera hora de la mañana, las posiciones del frente de Hernani fueron objeto de un ataque combinado de tierra y aire. Las baterías facciosas dispararon abundantemente sobre las posiciones leales y la aviación fascista dejó caer metralla abundante.

Por la cuenca situada frente a Argandegui el enemigo acometió con dos tanques blindados y un auto-oruga, y la artillería ligera de Argandegui rechazó enérgicamente el ataque y obligó a retroceder al auto-oruga, causando al enemigo hasta quince bajas vistas.

En el bombardeo aéreo no se produjo más que una sola baja, por fortuna un herido de carácter leve.

Los leales soportaron con estoicismo y con valor el doble ataque faccioso y obligaron al enemigo a replegarse.

En el sector de Lasarte hubo algún ligero tiroteo durante la mañana, sin que se produjese alteración alguna.

Hay que advertir que las baterías adictas, tanto las de Oriamendi como las de Choritoquieta, secundadas por la artillería ligera de Argandegui y la de Santa Bárbara realizaron una labor estupenda.


FRENTE OCCIDENTAL
En el sector de Usúrbil, quietud absoluta durante la jornada de ayer, limitándose la acción bélica a los habituales y acostumbrados paqueos.

En la zona alta de Andatza no se movió ni una mosca.

En Andazarrate y Ventas de Zárate, las fuerzas leales realizaron algunos reconocimientos, manteniendo admirablemente las posiciones. Se hostilizó al enemigo, cortando así cualquier intento de ataque.

En el resto del frente occidental no hubo novedad alguna.


¡CUIDADO MUCHACHOS DE LA GUARDIA!

Todo el mundo se ha cansado de hacer chistes acerca de nuestro natural, deconchado y poco comunicativo, y nosotros, con admirable estoicismo hemos aguantado el chaparrón, como algo innegable y fatal.

Yo puedo asegurar que eso no pasa de ser un tópico absurdo y fuera de lugar. El vasco, particularmente el vasco joven, es confiado e ingenuo. Solo así se concibe el feliz término a nuestra aventura de ayer.

Todos sabemos, debemos saber, que en los actuales momentos nuestro máximo esfuerzo, como milicianos y como vascos guipuzcoanos, debe concentrarse en San Sebastián. Puesto que a la defensa de la libertad damos nuestra vida, si fuera preciso, no debemos regatear sacrificios. El mejor homenaje a nuestros familiares es la defensa de sus libertades y de la causa que nos enseñaron a amar.

Nuestro deber está, pues, en el frente, y nuestra obligación es aprovechar las horas de descanso para restaurar en lo posible nuestras fuerzas, a fin de no restarle energías a la unidad de que somos células, más o menos vitales, pero necesarias.

En este sentido, y con muy buen acierto, hay órdenes del alto mando, contrarias a la salida de los milicianos de nuestra ciudad.

Estas órdenes, indudablemente, han sido transmitidas a toda la provincia, a fin de que cada Comité local, por medio de su guardia, actúe de forma enérgica, en este sentido.

Pues bien, señores del Comité X, muchachos de la guardia de carretera, yo, acompañada de otros dos milicianos, aprovechando un breve descanso, nos hemos arriesgado en esta aventura, a fin de comprobar las quejas que en este sentido venían dándonos. Hemos salido esta mañana de San Sebastián, sin un salvoconducto que acreditase nuestra adhesión al régimen y justificase nuestra salida de San Sebastián habiendo órdenes en contra. Nuestro coche no llevaba distintivo alguno, ni siquiera podíamos comprobar de forma visible, que estuviese requisado y al servicio del Frente Popular.

No ha sido necesario. Hemos pisado el Arenal, regresando acto seguido a San Sebastián, sin haber sufrido el menor contratiempo.

Todo esto a pesar de nuestro natural desconfiado. ¡Cuánto tópico vamos echando a tierra!

Menos confianza, mucachos, que la traición no se lleva marcada en el rostro. Dentro de un “mono” puede caber holgadamente, y que éste llegase a su destino no nos reportaría ningún beneficio.

Esto, aparte de que en estos momentos toda escrupulosidad en el cumplimiento de nuestro deber, es poca.

Si el Comisariado de Guerra cree que ningún miliciano puede salir de San Sebastián, ningún puesto de guardia debe permitir que estos dejen de cumplir su deber.

De todos y de cada unod e nosotros, depende el éxito de nuestra causa, y sería dolorosa tener que lamentar fatales negligencias.

No pido que hagamos la desconfianza sistemática; no, eso no.

Confiemos en nosotros mismos, llevando hasta el final el sacrificio que nos impone nuestro amor a la libertad. Confiemos en todos los vascos que no quieren ver yuguladas las libertades de Euzkadi, en todos los españoles que a nuestro lado mantienen vivo el ardor y la fe y los destinos de nuestro pueblo, único y grande, de grandeza que no muere, porque la lleva en el alma y en el cerebro.

Confiemos en todos, sí, pero cumplamos con nuestro deber con metódica rigurosidad.

De todos y de cada uno de nosotros depende el triunfo. Si todos sabemos comprenderlo, la labor se habrá simplificado notablemente. Y todos habremos ganado con ello.

Cecilia G. DE GUILARTE.


COMISARIA DE FINANZAS
AVISO

CON OBJETO DE HACER RECUENTO DE LAS OPERACIONES PENDIENTES Y PREPARAR EL NUEVO BILLETAJE, SE ADVIERTE AL PUBLICO QUE LAS OFICINAS DE LOS BANCOS Y CAJAS DE AHORROS PERMANECERAN CERRADAS HOY, DIA 12.


LO DEL “CHURRUCA”
UNA VERSION EXACTA

Madrid. – Se conoce una versión exacta de lo ocurrido en el “Churruca” el día de la rebelión.

Al estallar el movimiento subversivo se hallaban en aguas de Ceuta. El mando, con el pretexto de que a bordo iba un enfermo grave, dispuso que atracase el barco. No bien hubo sido ejecutada la orden, trescientos individuos pertenecientes al Tercio y a fuerzas regulares moras, que se hallaban de intento en el muelle embarcaron, y el mando ordenó que el destructor se hiciera a la mar.

La tripulación se dió cuenta del engaño. El sentimiento de defensa de la República latió con violencia en todos los corazones. Cada leal aportó un expediente para dominar la situación. Hubo un émulo de los españoles de Numancia y Sagunto que propuso el hundimiento del barco para que no se consumara la traición a la República, aunque ello implicase el sacrificio de la vida de ciento cincuenta leales. Les contuvo el deseo de no restar una undiad a nuestra escuadra: no el afán de conservar la vida.

Llegaron a Cádiz. En el muelle se encontraban militares y paisanos; entre los primeros, el general Varela, los cuales les recibieron al grito de “¡Viva el fascio!”. No cabía duda. Las fuerzas de Africa desembarcaron y el “Churruca” levó anclas. Entre boyas, y todavía a la vista de Cádiz, se cumplió la santa justicia del pueblo, y la tripulación del “Churruca” borró el manchón de desleal con que la deshonró el mando.

La tripulación de este destructor se restituyó al deber y a la lealtad en cuanto pudo desembarazarse de las fuerzas de Africa, sin esperar a conocer la actitud de sus camaradas de otras unidades y sin que para ello necesitaran de presiones ajenas.

Nuestra flota ha derribado varios trimotores enemigos y hecho huir a muchos los cuales en la fuga se libraban de la carga de bombas, si bien nunca han conseguido hacernos daño. Ambién ha limpiado de barcos de pesca el golfo de Cádiz, privando de vituallas al enemigo. Este obligaba a los pobres pescadores a salir a la mar, y para obligarles a que volviesen retenían a los familiares de éstos en rehenes.

Entre los tripulantes de la Marina de guerra y los marinos mercantes que con ellos contribuyen a la realización de la heroica empresa que se les ha encomendado reina sólido afecto y fervorosa camaradería, compenetrados todos lde la alta labor que realizan en pro del régimen y de España.

La Marina mercante se está cubriendo de gloria en la lucha desatada por los traidores. En el primer momento se puso a disposición del Gobierno y nuestros capitanes civiles embarcaron en el acto para desempeñar el cometido puramente náutico que tienen asignado, quedando los servicios militares encomendados a los oficiales y jefes de la Armada leales, de los que contamos numero suficiente para ejercer el mando de la flota.

No podemos resistir la tentación de referir un episodio que nos cuenta don José Pérez Jurado y que refleja con sobriedad la flema de nuestra bizarra marinería. Fué a bordo del “Libertad”. Se hallaban bombardeando una población andaluza. El estampido de nuestros cañones estremecía el espacio. Sobre el “Libertad” volaban varios trimotores vomitando contra los nuestros bombas y metralla. Sobre cubierta siete marineros mondaban patatas para la próxima comida, a pesar de lo trágico de la situación, ninguno de ellos interrumpió la tarea y ni siquiera levantó cabeza para atisbar al enemigo, y menos realizó movimiento alguno para esquivar el peligro.


CIUDADANOS: Por la República, por las libertades de los pueblos, por las conquistas del proletariado. Todos a una ¡en pie!
Trabajadores: ¡Viva el Frente Popular!


APUNTES DEL DIA
REVOLOTEOS

FRUTO DE EDUCACION

El pueblo vasco, una vez más, ofrece al analizar las circunstancias que venimos padeciendo, un ejemplo maravilloso en su conducta intachable. Sin alharacas, sin ejercicios alocados, antes todo lo contrario, con una serenidad digna de su educación cívica y con toda seriedad edificante, actúa en defensa de los derechos imprescriptibles de los ciudadanos.

La postura del pueblo vasco no puede conceptuarse de una manera sino la de mantener incólum y sin detrimento lo que es hoy ley divina y de derecho humano obtenga cada individuo, todo ciudadano consciente de sus deberes.

En esta postura, tan digna y noble, nuestro pueblo demuestra una capacidad política superior a todos, y su gallardía e intrepidez, y su organización y desenvolvimiento, y su reciedumbre y austeridad, hacen prorrumpir en exclamaciones de alabanza y aplauso a los políticos más destacados de las más dispares ideologías cuando admiran cómo marcha este pueblo, este gran pueblo, que se encontró a sí mismo, que se educó a sí mismo y que, padeciendo continuamente de la incomprensión de muchos gobernantes, supo llevar a la conciencia ciudadana estos sentimientos inteligentes, que hay se nos aparecen fructificados.

Una idea generos encendida entre nosotros, el amor, que se bifurca, y, elevándose hacia las Alturas, conduce a Dios, y, localizaado en este suelo, nos mueve a rendir todo nuestro afecto a esta tierra de promisión, ha producido el milagro que tanta admiración está produciendo en todas las latitudes.

La buena semilla cayó en buen campo y nos otorgó este hermoso fruto.

No ha sentido el pueblo vasco, en circunstancias tan propicias para el desvarío, necesidad de dar expansión a los malos humores que destila la venganza. Quizás como ninguno fué agraviado. Tal vez los perjuicios morales y materiales que se le irrogaron continuamente le alcanzaron en intensidad e importancia superior a todos los demás juntos. Y en estas horas, que por muchos podrían considerarse favorables para vengar tantos males, nuestro pueblo, viril y generoso, muestra un grado de civilidad que obliga a los extraños a ensalzarle y aplaudirle.

La conducta colectiva es aleccionadora individualmente. Que en este proceder veamos la norma que nos está trazada a cada ciudadano.

A veces es dura la contienda, porque las ofensas recibidas fueron muchas y graves.

Sin embargo, ¡qué gran acto el vencerse y perdonar!

Un buena migo mío, asazmente castigado con la persecución y el agravio, me ha repetido en muchas ocasiones:

-Nunca me he arrepentido de hacer bien. Jamás he lamentado el devolver el bien por el mal. En cambio... ¡cuántas satisfacciones he logrado de esta conducta! Y esta misma satisfacción, intensamente sentida, proporcional al agravio recibido y al bien otorgado, me ha enseñado esta dulce filosofía de la vida que emana, tan cautivadora, de la doctrina cristiana. Nunca respondas al agravio con el agravio. Respóndele con el perdón y, por añadidura, un favor.

¡Cuánto de esto estamos presenciando estos días de guerra!

Hombres que públicamente fueron objeto de insultos groseros, de persecuciones sañudas, a los que hoy vemos devolviendo aquellos infortunios suyos con actos plenos de generosidad. Esos hombres, olvidando el daño recibido, prodigan ahora el bien.

¿Puede esto llamarse quijotismo, como algunos lo llaman? ¿Es acertado chancearse de los que así proceden?

No es quijotismo, y nadie se chancee de conducta tan edificante. Somos seguidores de Aquel que, sufriendo los mayores dolores, befado, escarnecido, murió entre dos ladrones una tarde histórica, y que en los estertores de la agonía, cuando más inaguantables eran sus padecimientos, sacó fuerzas para dirigirse a su Padre, pidiéndole perdón para los que tal martirio le causaban.

Somos seguidores de Cristo. Seámoslo con la práctica de su ejemplo.

En nuestra tierra no corren los torrentes de venganza, y el pueblo vasco enseña un curso de civilidad. No sólo de su generosidad hay que aprender, sino también de su capacidad política. Nuestro pueblo, que siente también y practica la doctrina generosa de su religión.

Por eso es admirable y por eso logra el aplauso de los más destacados políticos que sustentan idelaes tan deispares con el suyo. ¿Cuándo se le reconocerá ese derecho indiscutible que le asiste y que lo reclama con el problema vivo que tiene planteado, y podrá gozar de aquella libertad necesria para encuazar definitivamente su genio peculiar?

¿Cuándo se le comprenderá a nuestro pueblo?

ATXERRE


FRENTE POPULAR
Teléfonos del diario
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EL GESTO DE UN MILICIANO

No importa el nombre.

El hecho sí merece los honores de la divulgación.

Porque patentiza los sentimientos de estos entusiastas muchachos bilbaínos enrolados en las Milicias Populares.

Apurábamos unos vasos de cerveza. Nuestro joven amigo, que está incorporado a la columna de Ochandiano no daba un vistazo al “bochito” desde hacía mes y medio.

Ahora ha venido para gestionar su incorporación a la columna que en Mataporquera opera a las órdenes del ex diputado montañés de las Constituyes señor Villarias.

Nos hablaba con el entusiasmo propio de esa edad de oro, de la juventud, de la moral y del espíritu combativo de los bravos milicianos, que nosotros hemos tenido ocasión de contrastar en nuestras correrías por los frentes de Vizcaya.

En el establecimeinto donde nos encontrábamos entraron dos señoras, acompañadas de dos niñas de corta edad. Eran mujeres guipuzcoanas, que han venido a refugiarse a Vizcaya huyendo de los horrores de la guerra, de esa guerra maldita que está sembrando de escombros el país e inundando de luto muchos hogares.

Ambas señoras adquirieron unos bocadillos dejamón, y cuando se disponían a efectuar el pago del gasto hecho, el miliciano, dirigiéndose a ellas, las preguntó.

-¿Son ustedes de Irún? Y al contstarle afirmativametne, añadió:

-Ustede, no tiene que pagar nada.

Y arrojando sobre el ostrador unas monedas abonó loq ue las señoras habían adquirido.

Y aun hizop más. Las indicó (ellas por lo que dijeron, lo ignoraban) que se dirigieran al departamento de Asistencia Social, donde se les facilitaría diariamente lo preciso para atender a su subsistencia durante su estancia en nuestra villa.

Rasgo muy digno y muy noble el de este miliciano. Por eso tenemos verdadera satisfacción , en hacerlo público.

Asi son y así proceden nuestros milicianos.

SERNA-HUELVA.






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