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UNA NOTICIA DEL DÍA


ASPECTOS DE LA LUCHA

Sábado, 1 de agosto de 1936

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FRENTE POPULAR
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San Sebastián, sábado, 1 de agosto de 1936
AÑO I
DIARIO DE LA REPUBLICA
NUMERO 6



EN LOS FRENTES DE OYARZUN Y BEASAIN SE DESALOJA AL ENEMIGO DE DIVERSAS POSICIONES

LA CRIMINALIDAD DE LOS PROCEDIMIENTOS FACCIOSOS.- UTILIZAN A LAS MUJERES COMO PARAPETO PARA HACER FUEGO Y ASESINAN A LOS QUE NO PUEDEN LLEVAR CONSIGO.

EN EL FRENTE

Es indiscutible que en el tiempo transcurrido desde ayer a hoy se ha notado un mejoramiento indiscutible de nuestras posiciones en los dos frentes: el de Beasain y el de Oyarzun.

El entretenimiento que durante bastante tiempo tuvieron que soportar nuestras fuerzas en la toma de los cuarteles de Loyola ocasionó la filtración y el avance en nuestra provincia de una columna carlista, que siguiendo la táctica de la guerra civil del siglo pasado, se dedicaba a la ocupación de las montañas.

Pero esta situacion ha desaparecido ya.

En la jornada de ayer, y como resumen general, es preciso señalar el hecho de que las fuerzas enemigas sufrieran duros ataques de las fuerzas leales a la República y de las milicias antifascistas.

El apoderamiento de los cuarteles, la apropiación del armamento que había en ellos, la utilización de las fuerzas militares de la guarnición de San Sebastián y la dirección técnica de las operaciones guerreras merced a la dirección de especialistas guerreros, nos ha permitido con bastante facilidad realizar las operaciones militares que ayer se efectuaron.

El enemigo carlista retrocede. No es un aliento para la población civil; es el resultado de la campaña seguida durante todo el día de ayer.

En el frente de Oyarzun, de unas posiciones inmejorables que había conseguido el enemigo, gracias al valor de una avanzadilla, ha tenido que desalojar por el ímpetu de nuestras fuerzas.

Y en el de Beasain, los "requetés" se encuentran carentes en absoluto de municiones para su armamento, el cual esperan con una ansiedad terrible.

Este es el balance general de la acción de ayer que en resumen se puede expresar en estas breves palabras: avance de nuestras fuerzas y desmoralización del enemigo.

EN EL FRENTE DE BEASAIN

Ayer, a primera hora de la madrugada, se reunieron en este frente gran número de milicianos y fuerzas republicanas que ocuparon los puntos estratégicos para emprender una lucha decidida contra los fascistas y carlistas.

Las baterías se emplazaron convenientemente e iniciaron el fuego sobre los montes que ocupaban los rebeldes.


LOS BULOS EN LA GUERRA

Indalecio Prieto, el gran "líder" de la ciudadanía española, ha enviado a "El Liberal" de Bilbao, desde Madrid, el siguiente artículo, que se publicará hoy en nuestro colega de la ciudad hermana:

Cuando esta tarde iba a iniciarse en la Cámara de los diputados franceses el debate acerca de la actitud de aquel Gobierno con respecto a los sucesos de España, un periódico parisino, muy aficionado a los sensacionalismos, lanzaba una edición con la noticia, transmitida de Hendaya por uno de sus corresponsales de guerra, de que cuatro columnas rebeldes avanzaban hacia Madrid y se hallaban ya en las proximidades de esta capital, teniéndola de hecho sitiada.

Dónde están estas columnas. Parece que dos de ellas las sitúa la fantasía periodística por la parte sur de Madrid. Pues, bien: el foco rebelde más cercano a Madrid por el sur, dista de aquí 400 kilómetros justos. Y en vez de que pueda salir de allí columna alguna lo cierto es que la ciudad de los Califas está estrechamente cercada por las columnas que formaron los campesinos de Jaén y los mineros de Linares y de La Carolina, más las que procedentes de Levante, luego de liberar Albacete, marcharon hacia el mediodía, todas ellas al mando del general Miaja.

Madrid no sufre cerco alguno, como se da en decir por el extranjero. Su situación es francamente despejada y la vida por entero normal. Pruébanlo mejor que nada las cifras siguientes: de las 80.000 personas que suman aquí las colonias extranjeras, sólo se han ausentado desde el comienzo de la rebelión 217 y nadie tropieza con el menor obstáculo para irse, por cuanto las comunicaciones por carretera y vías férreas con el Mediterráneo, están totalmente libres, circulando los trenes en la más perfecta regularidad.

Madrid aplastó el peligro que sobre él se cernía a la misma hora en que la milicias populares rendían el cuartel de la Montaña. Tras éste y sin resistencia alguna, se entregaron los demás, en los que, por cierto, no tomaba la rebeldía expresiones manifiestas a que hubiera motivos para sospechar que estuviese latente.

Y, a seguido, cuando en las proximidades se fraguó insurreccionalmente, lo hizo fracasar la valentía del pueblo en Armas que, como los insurgentes de Alcalá de Henares fueron prontamente reducidos a la obediencia.

¿Dónde están pues esas columnas que avanzando sobre Madrid lo tienen cercado? ¿Dónde? En ninguna parte, porque distan mucho de ser siquiera columnas ni columnillas un para de núcleos artilleros que por el Norte, en algunas crestas de la Sierra de Guadarrama disparan cañonazos que sólo sirven para que las excursiones serranas ofrezcan un nuevo atractivo a los madrileños ociosos y desocupados.

Toda guerra es propensa a los bulos, pero como ésta pocas.

Indalecio PRIETO.


HONOR A LOS VALIENTES

En Villafranca asesinaron los requetés al teniente de Asalto Rafael Conde

Le vimos por última vez anteayer, jueves. En un momento de descanso que se le había concedido a su llegada a San Sebastián, de regreso de uno de los frentes de combate, Rafael Conde, antes de atender a sus necesidades personales, tuvo el recuerdo de los hombres que luchaban a su órdenes. Sabía que andaban escasos de tabaco y rápidamente se dedicó a buscarlo. Fue entonces cuando nos encontramos con él. Iba, con un vale de la Comisaría, a recoger en un estanco diversos artículos, para tenerlos en su poder y partir al día siguiente a reanudar la lucha.

El jueves ya estaba en Villafranca, luchando con el valor que siempre acreditó a favor de la legalidad, de la República, de las reivindicaciones sociales de los trabajadores, que sentía como cosa propia.

Todos los que combaten en aquel frente conocen, y en su día referirán, los innumerables actos de valor acometidos por este muchacho leal, franco, decidido.

Episodio destacado del combate entablado por la insurgencia de los requetés jaimistas, fue, en determinado momento, la necesidad de dominar una posición enemiga que en las partes altas del monte dificultaba con sus fuegos los movimientos de nuestros leales, produciéndose dolorosas bajas. Había que dominar aquel reducto y Rafael Conde dispuso inmediatamente las medidas necesarias a conseguirlo. Al frente de un grupo de milicianos bravos y aguerridos, el teniente inició un avance audaz, ganando rápidamente terreno hasta llegar todos, victoriosos, a la posición enemiga.

Los requetés ya no estaban allí. Su táctica no es a lo visto, la de luchar cara a cara como hombres. Prefieren, como se verá después, el asesinato fraguado con todas las agravantes de la deslealtad.

Una vez tomada la posición enemiga, y para evitar posibles sorpresas o añagazas, el teniente Conde, con sus gentes, practicó unos reconocimientos, que rindieron el mismo resultado que la toma de la posición. No había por allí el menor rastro de enemigo.

De regreso sobre Villafranca, por distinto camino al que habían tomado al salir, los milicianos y su jefe volvían alegres y satisfechos de haber anulado el paqueo que los requetés hacían sobre la antigua Ordizia. Y entonces surgió la tragedia.

Al acercarse a un caserío, se tomaron las necesarias precauciones en tales casos y las gentes llevaban prestas y dispuestas sus armas. Nada hacía suponer que pudieran ser necesarias. Un hombre, uno solo, desarmado, aparecía a la puerta del caserío.

--No tiréis, no tiréis, somos hermanos. U.H.P.

Y al mismo tiempo que emitía este grito de guerra, el paisano levantaba el puño en alto.

Rafael Conde, noble, leal, no desconfió un solo momento. Por él no hubiera tenido la menor sospecha. Era leal y noble y como todos los leales, no piensa nunca que en uno de los recodos del camino puedan surgir la traición o la deslealtad. Tenía, sin embargo, la preocupación de sus gentes y adoptó, afortunadamente, ciertas precauciones. Ordenó a sus milicianos que esperaran prevenidos, y avanzó, solo, con el arma enfundada, hacia el paisano traidor.

Cuando se encontraba a pocos metros del caserío, una descarga cerrada daba en tierra con él, al propio tiempo que el paisano del falso U.H.P. se internaba rápidamente en la vivienda.

Los milicianos, que sobre su indomable valor tenían en aquellos momentos el dolor de ver caído a su jefe, a quien querían y admiraban, rompieron nutrido fuego contra los traidores.

¡Todo era inútil!

Consecuentemente a la descarga que había dado en tierra con el bravo militar, por todos los resquicios del caserío asomaron cañones de fusil que vomitaban metralla sobre nuestras gentes, en inferioridad numérica y en desventajosa posición, contra los agresores.

Lucharon brava, duramente, pero el reducto enemigo no se podía romper y como las municiones iban escaseando fue necesario iniciar un repliegue, que no ofreció grandes dificultades, una vez fuera del tiro de los carlistas, porque éstos no abandonaron un momento sus escondrijos, desde los que podían asesinar sobre seguro.

En la noche de ayer, fuerzas de milicianos, encorajinados por este nuevo crimen de la facción, avanzaron por distintos puntos y se apoderaron de diversas posiciones utilizadas durantel el día anterior por los requetés, que cobardemente las evacuaron a favor de la oscuridad. Llegaron las fuerzas ante el caserío en que se cometió la traición y allí recogieron el cadáver de Rafael Conde, muerto por varios balazos.

Los carlistas, estarán satisfechos. Ya han cometido, con la vileza en ellos característica un crimen más. Uno de tantos que sumar a los que vienen realizando en Beasain en Oyarzun en Villafranca.

Pero se equivocan. El puesto de Rafael Conde está ocupado ya. Han matado a un jefe valiente, pero el pueblo lo sustituirá, como llena rápidamente los huecos de todos los que han caído y de los que puedan aún caer: bravos, nobles y leales. Y los carlistas ni aún a golpes de traiciones, pasarán. Como tampoco pasará ya en siglos, la memoria de sus vilezas, de sus crímenes, de su vesanía destructiva, que no se detiene ni ante militar ni ante paisano, ni ante mujer ni niños.

A Rafael Conde nos lo han matado los carlistas. ¡Viva Rafael Conde!

La provisión de los combatientes se realizó con absoluta normalidad, quedando asegurados todos los servicios de la población.

Durante toda la mañana se efectuaron numerosas expediciones por los montes circunvecinos, que dieron por resultado el desalojamiento de las posiciones enemigas.

Y en toda la jornada se notó claramente que el enemigo carecía de municiones, porque apenas contestaban al tiroteo que sostenían los nuestros desde las posiciones que rescataban al enemigo.

Pero la acción se inició decididamente al anochecer, porque se ha estudiado perfectamente su táctica guerrera, que es ésta: ataque por la madrugada y abandono al anochecer de las posiciones que conquistan por temor a sorpresas de nuestras fuerzas.

El jefe militar que actúa en Villafranca estudió perfectamente la forma en que operan las fuerzas carlistas y organizó, apenas llegó la noche, las columnas necesarias para atacar al enemigo en sus posiciones, realizando al mismo tiempo un movimiento envolvente.

La acción se llevó a efecto con notable éxito. Apenas sin tiroteos, y por lo tanto sin bajas, se ocuparon todos los puntos fuertes de los "requetés", que durante el día habían logrado con un derroche espantoso de municiones.

Nuestras fuerzas ocupan, pues, las posiciones anteriores del enemigo, pero con una ventaja considerable: que han sido reforzadas notablemente con grupos numerosos de los defensores de la República.

En este frente nuestro avance es notorio. La lucha es encarnizada, peor el temple batallador de nuestras fuerzas y el hábito de la acción guerrera conceden tal entusiasmo al ejército leal y a las milicias, que, como decíamos ayer, podemos considerar como inmediata la eliminación del peligro carlista en nuestra provincia.

Sobre todo por la actuación criminal de las fuerzas carlistas. A su paso todo lo arrollan y todo lo destruyen. No respetan ni tan siquiera la vida de las mujeres indefensas que no cometen ningún delito y cuyo único crimen es habitar las localidades que son ocupadas por las tropas facciosas. Ellos mismos, con su cruel actuación, contribuyen notablemente a su propia destrucción.

El caso de Beasain es un hecho.

Las mujeres fueron colocadas en las ventanas de las casas, a las cuales fueron amarredos para que fueran vistas por nuestras tropas. Detrás de ellas, rodilla en tierra y utilizando a las citadas mujeres como parapetos, los "requetés" lanzaban su metralla sobre las fuerzas defensoras de la República.

EN EL FRENTE DE OYARZUN

También aquí se ha efectuado un avance decidido de las fuerzas afectadas a la República y de las milicias antifascistas.

El enemigo había conseguido aproximarse a un montículo situado en la parte posterior de la Papelera Oarso, realizando un fuego intenso sobre la población de Rentería.

Su posición era magnífica. Pero nuestras fuerzas, con el entusiasmo propio de quienes defienden unos intereses comunes a todos los miembros del Frente Popular, consiguió rechazar al enemigo.

Nuestra artillería hacía blancos perfectos en las posiciones fortificadas de los carlistas. Y paulatinamente fueron retrocediendo hasta replegarse en las inmediaciones de Oyarzun, que es donde tienen establecido su cuartel general, por ser este un punto de enlace con Navarra.

En este frente la acción de ayer no fue tan definitiva como la de Villafranca, porque, como decíamos en nuestro número de ayer, la batalla más decisiva se había librado en la jornada de la víspera.

Y durante todo el día de ayer se consiguió el mantenimiento de nuestras fuerzas en las posiciones conquistadas, efectuándose al mismo tiempo varias expediciones militares con el objeto de reconocer el terreno que ocupa el enemigo.

Sin embargo, a pesar de que la jornada de ayer no era de tanta importancia como la del día anteriro, estamos firmemente seguros de que hoy realizarán nuestras fuerzas un número considerable de operaciones que tendrán por resultado la eliminación inmediata de las fuerzas carlistas del frente de Oyarzun.

Ayer relatábamos la forma en que se habían conducido los carlistas en este lugar con una familia aldeana que en ningún momento ni en ninguna ocasión ha participado en las luchas políticas o sociales de Rentería y que únicamente se dedicaba a las labores del campo.

El caserío "Eche-Chiki", situado en las inmediaciones de la Papelera Oarso, estaba habitado por Francisco Usabiaga, de 59 años de edad; su mujer María Oyarzabal, de edad aproximada, y sus tres hijos.

Los carlistas intentaron movilizar a los jóvenes. Ellos se opusieron y entonces fueron vilmente asesinados por los facciosos. La madre, ante el espectáculo que presenciaba, comenzó a llorar. Y los requetés, en vez de sentir compasión por la madre que llora la pérdida de sus hijos, se indignaron. Y María Oyarzábal también fue fusilada.

Finalmente, la única persona viviente de esta familia, Francisco Usabiaga, fue movilizado por los facciosos, que le internaron en el territorio que ocupan y de cuyo paradero paradero no se tiene ninguna noticia.


GESTOS DEMENCIALES

El Sr. Queipo de Llano, como "speaker" mayor de la bobada

La agitación del momento impide conceder mucho espacio a las palabras que brotan cierta radioemisora en poder de los militares rebeldes. Lo urgente es desde luego reconocer que faltan a la verdad; que su tono no corresponde a la seguridad de que alardean. Pero es asimismo muy útil a la causa republicana observar la forma en que las cosas acontecen en la más biliciosa de esas estaciones: en la de Sevilla, el mismo señor Queipo de Llano actúa de "speaker", y después de improvisar unas cuantas noticias y amenazas frente al micrófono, traduce al inglés -que sin duda conoce bien- su singular perorata. Singular, sin duda alguna, ya que el oyente se pregunta cómo es posible que quienes tales palabras usen, y tal giro de espíritu revelan, hayan aspirado un instante a regir los destinos de un pueblo. El señor Queipo de Llano adjetiva en la forma más soez a sus adversarios políticos, y su chacota cuartelaria es coreada por un corrillo de admiradores, sin duda para que el micrófono y los ingleses, recojan también esas muestras de inteligente delicadeza. Las aguas de lo humano alcanzan en ese punto su más bajo nivel. ¿Es así cómo pensaban orientar y articular a los pueblos de España tan desventurados como heróicos? ¿Con qué fuerza bruta y abstracta, sazonada con dicharachos plebeyos que denuncian una total vacuidad en la mente y en el corazón?

Para la causa de la justicia, que es la de la España republicana, es excelente que sus enemigos no rebasen en altura niveles tan ínfimos. Hubiera sido por cierto muy grave que de esas radios facciosas comenzasen a surgir palabras llenas de sentido, con visión de las agudas dificultades que las circunstancias internas y mundiales crean a España, ideas certeras sobre lo que haya de hacerse en próximos futuros. Los discursos de esos pretendidos líderes, fuera de mostrarse salpicados por los destellos de una sangre fraterna, tan estúpida como cruelmente vertida, no descubren ideal, política e intelectualmente nada, absolutamente nada, son obras de cerebros de niño retrasado.

Poco lastre hay en ellos para llevar a España a donde quiera que sea. No basta vociferar ¡viva España!, si previamente no se ha intentado llenar esa palabra -las palabras son huecos y ademanes- con una sustancia y un sentido plausible. La sensación que se logra después de oir tanta enormidad es que el arme peligrosa y delicada del ejército ha caído -por fortuna sólo en parte- en unas manos infantiles y demencicales. No sabe el señor Queipo de Llano hasta que punto le agradece la República la inepcia de sus desaforadas palabras.


CON INDIGNADO DOLOR...

Por las informaciones que verá el lector en diversas planas de este número, los requetés carlistas se conducen en su actuación como no se comportarían los pueblos que en la Historia han merecido el calificativo de salvajes. Para los requetés no hay nada, fuera de ellos, que merezca consideración ni el más mínimo respeto del derecho de gentes.

En Oyarzun asesinan a los jóvenes que se niegan a sumarse a la carlistada. Y asesinan tambien a sus padres.

En Beasain utilizan a las mujeres vecinas de la villa como parapeto, detrás del cual asesinan a los familiares de esas pobres víctimas y a los milicianos del Frente Popular.

No hay mansión señorial, industria en marcha o modesta casa proletaria que merezca el respeto de los facciosos, si no encuentran en ella actividad o antecedentes carlistas.

Se atropella, se mata al nacionalista, al comunista, al socialista, al sindicalista, al republicano, al neutral. Sobre lo que no sea carlista pasan los requetés como cruzaba sobre los campos el caballo de Atila.

Esta es la terrible estampa que no acertaría a reproducir la pluma de Goya en sus macabros aguafuertes.

Y sobre la supresión brutal del adversario y del neutral si no es carlista, el dolor moral, la destrucción, la muerte.

Deliberadamente hemos venido ocultando detalles de estos procedimientos macabros. Un calor de humanidad, del que jamás podremos desposeernos, nos lo ordenaba así. Pero nuestro silencio no ha valido para ocultar la tragedia. Las víctimas inocentes bárbaramente inmoladas, sus familias, los que luchan en los frentes de combate, han esparcido, con tanto horror como indignación, lo que viene sucediendo. No se podía ocultar lo inocultable.

Y así ha sucedido que los doloridos, lo que han sufrido en su carne y en la sangre de los suyos la terrible y sin igual tragedia, han lanzado el grito de reivindicaión.

Fue anteanoche, con gran dolor nuestro, cuando el hecho sucedió. Cierto número de exaltados elementos que vienen dando la vida por la legalidad y la República, que veían cómo eran respetados y bien tratados los prisioneros militares y paisanos que han llenado de luto y sangre la ciudad, asaltaron la cárcel de Ondarreta y cumplieron en unos cuantos detenidos la justicia del pueblo.

El hecho, tan pronto fue conocido, se cortó en su iniciación. Se redobló la guardia de la cárcel y se tomaron todas las precauciones para que el triste suceso no tuviera repetición. Y no la tendrá. No la tendrá, porque las autoridades del Frente Popular han tomado todas las medidas necesarias porque el pueblo, que harto de dolor y desesperación adelantó una justicia que las leyes de la República hacían inevitable, no lo quiere.

Registramos con tristeza el hecho. Tristeza que se aumenta con la tragedia que sobre algunos pueblos de Guipúzcoa ha desencadenado estos nuevos requetés del siglo XX, que han sobrepasado en los terribles procedimientos empleados por sus antepasados, todo cuanto se pudiera esperar de las consecuencias más cerradas y más duramente criminales.


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