Martes, 18 de agosto de 1936
FRENTE POPULAR
ANO I
DIARIO DE LA REPUBLICA
NUMERO 23
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San Sebastián, martes, 18 de Agosto de 1936
UNA BRILLANTISIMA ACCION OFENSIVA DE LOS MENDIGOIZALES EN LA ZONA DE AZPEITIA
EL CANONEO DE AYER
Los buques piratas “España” y “Almirante Cervera”desarrollan su ataque contra San Sebastián
Enviaron sus baterías más de ciento cincuenta cañonazos que no hicieron otra cosa que perderse en los montes o causar pequeños desperfectos en algunas viviendas.-Después se alejaron del tiro de nuestros cañones.
A las ocho en punto de la mañana de ayer, los habitantes de San Sebastián fueron despertados por el trueno del cañón. En los primeros momentos produjeron las detonaciones algún desconcieto, pues se oían retumbantes en el casco de la ciudad.
Creyó el vecindario que nuevamente volaban sobre San Sebastián los aviones faccioso y aun cuando aún no habia sonado la sirena bajaron a las bodegas de las casas para acogerse al abrigo de las mismas.
Pronto se supo que los cañonazos que tan violentamente se oían eran los de nuestras baterías de Urgull, que replicaban al ataque de los cañones de los buques piratas. Y la gente, viéndose bien defendida, se tranquilizó rápidamente. Buena prueba de ello es que las calles se mantuvieron animadísimas y las mujeres, siempre más susceptibles al temor, continuaban en las colas de aprovisionamiento de agua y dedicadas a las compras en los mercados.
El “Cervera” y el “España” dedicaron sus atenciones preferentes a los fuertes de Guadalupe, San Marcos, Txoritokieta, Mompás, baterías de Urgull y algunos puntos de la ciudad.
Durante toda la mañana nos enviaron unos ciento veinte cañonazos. Unos cien de ellos fueron destinados, casi en su totalidad, al fuerte de Guadalupe, ese fuerte que trae a mal traer a los requetés que operan en la zona de Irún.
Algunos espíritus sencillos o extremadamente pesimistas o algún faccioso emboscado, pues aún quedan desgraciadamente, llegaron a decir que los disparos enemigos habían hecho esto y aquéllo en las baterías de Guadalupe. ¡Sí! ¡Sí!
Las baterías de Guadalupe, lo mismo que los cañones de Urgull, dispararon siempre que fué necesario, con positivo acierto. Nada de gastar munición a tontas y a locas como hacen los improvisados artilleros de los barcos piratas. Todos los cañonazos nuestros llevaban dirección y destinatario. Buena prueba de ello es esa decisión de los piratas a que antes hacemos mención y que les obligó a virar en redondo y adentrar sus barcos en alta mar en unas cuatro millas sobre la distancia a que ya estaban. Con lo cual si los primeros tiros no fueron eficientes, los últimos lo fueron menos.
Unos veinte cañonazos fueron dirigidos sobre San Marcos, Ventas de Astigarraga y San Sebastián, en especial el monte Urgull.
Uno de los chupinazos entró en el muelle y rompió un trozo de malecón que separa aquél de la dársena. La metralla causó destrozos, levantó algunos trozos de piedra y se esparció sobre la playa, pero sin producir daño físico alguno.
Por la tarde hicieron los barcos piratas unos treinta disparos más. Uno de ellos fué a caer sobre las obras del nuevo Hospital, cerca del Asilo de Zorroaga. Un buen objetivo a lo que se ve. O dejar sin hospital a los necesitados de San Sebastián o con un despiste de puntería colocar una bomba sobre los pobres niños que, faltos de apoyo material, están acogidos al Asilo de Zorroaga...
Pero seamos generosos con ellos, una vez más, aunque no lo merezcan. Supongamos que ese tiro llegó hasta el nuevo Hospital por ineficacia de los artilleros rebeldes. Era tan brutal la trayectoria, que al espíritu peor pensado no le es dable admitir que se intentara quitar la vida a unos infelices niños que no tienen más amparo y tutela que la del pueblo en general sin distinción de matices.
Desde que los buques, horquillados por el fuego excelente de nuestras baterías de tierra escaparon mar adentro, el cañoneo perdió, afortunadamente, toda eficacia y nuestras baterías cesaron de actuar.
También en Santander
SANTANDER (3 m.)-A las dos y media de la madrugada la estación de telegrafía sin hilos de Cabo Mayor señalo la presencia de los buques piratas.
Inmediatamente se dieron rápidas órdenes, siendo apagadas las luces del alumbrado público y de las casa particulares.
A las tres menos cuarto, aproximadamente, los buques piratas abrieron sus fuegos sobre Santander.
Hasta el momento en que hablamos llevan hechos nueve disparos, y por estar la población a oscuras y falta material de tiempo para informarse no se puede precisar dónde habrán caído los proyectiles, aunque se supone están dirigidos sobre Astillero, donde se encuentran los depósitos de gasolina de la Campsa.
La “speaker” española que desde la radio facciosa de Portugal escupe todos los días su veneno contra España, decía anoche sarcásticamente que el triunfo de los facciosos es seguro porque el Gobierno carece de mandos y los que tiene carcen a su de valor moral, y de toda “clase de valores”.
Se refería sin duda a los valores que se llevó March para repartirlos entre los malos españoles para hundir a España. De esos valores si carecemos los españoles dignos y honrados; pero de los otros, de lso que se “cotizan” en la guerra, de esos nos sobran por aquí, como se está demostrando en los frentes de combate.
GUERRILLEROS EN ACCION
LOS MENDIGOIZALES
Acaso alguien pensó que ya tardaba demasiado la intervención del elemento nacionalista. Queremos decir la intervención colectiva de los nacionalistas en la lucha activa, en el frente de combate, pero no cabe ignorar que en todo instante, desde el principio de la subversión, el elemento nacionalista puso a contribución de la causa común todo el acervo de su entusiasmo, de sus dotes de organización, de su eficacia.
Pero ahora, los nacionalistas han dejado de ser la parte civil colaborante para convertirse en la parte civil actuante. Es decir, en elemento de lucha. Ayer caminó los primeros pasos. Y clavó los primeros airones del triunfo.
Por la zona de Azpeitia, una columna de mendigoizales, familiarizados con el terreno, conocedores de apriscos y vericuetos, realizó varias incursiones por terreno enemigo, copó no pocos puntos y puso en fuga a varias partidas facciosas. Hombres de músculo duro y de resistencia inagotable, saben andar cuarenta kilómetros en un día y al final de la marcha “liarse” a tiros con su propia sombra.
¡Ah! También ellos tienen instinto de guerrilleros. Pero con una ventaja. Que se mueven en su ambiente y defienden su propia tierra. Llevan ventaja en la lucha. Una pequeña columna, avanzadilla de otros núcleos de mayor envergadura, tuvo ayer en jaque a los carlistas de la zona oriental, que merodeaban en pequeñas cuadrillas.
Ya han aparecido los mendigoizales como cuerpo de guerra organizado, con un mando, con un objetivo, con una finalidad concreta. Va a batir al enemigo en su propia salsa. Van a darle muchos quebraderos de cabeza. Estas patrullas volantes, de una flexibilidad maravillosa, traerán en jaque a los flancos facciosos y acabarán por desarticular sus líneas.
A los gritos de guerra que ya resonaban en nuestros frentes habrá que añadir desde ayer ese bravo “irrintzi” de los vascos, que rebotará de montaña en montaña:
-¡Aurrera, mendigoizaliak! ¡Aurrera beti!
PERFIL DE COMBATE
DE HOMBRE A HOMBRE
Las fuerzas leales y los combatientes de la ciudadanía hubieran querido ventilar con los carlistas una batalla franca, leal, abierta, de hombre a hombre, de varón a varón. No ha podido ser. Los carlistas eluden la batalla abierta y se refugian en la emboscada y en la traición. Amagan por detrás y hieren por la espalda. En pechos nobles, como lso de quienes defienden la Libertad y la Justicia, no cabían mezquinas pasiones. Pero a todo hay que acostumbrarse.
Pasado el desconcierto de las primeras escaramuzas en la montaña, frente a unos individuos que a falta de otras cualidades es indudable que tienen el instinto guerrillero del cura Santa Cruz, el combate se emplaza en la posición que ellos quieren y que tampoco hemos de eludir.
No es, desde luego, una batalla de varón a varón, sino de hombre a alimaña. Y así han de luchar nuestros milicianos. Como los hombres. Así han de luchar. Contra las alimañas. El hombre acabó por ser más astuto que la alimaña.
¡A luchar como los hombres! Denuedo, arrojo, astucia. Pero, sobre todo, entereza, templanza, constancia en la resistencia y decisión en el ataque. Los milicianos tienen que demostrar que son “más gente” que sus mezquinos enemigos. Tienen que demostrar que son hombres decisivos. Lo están demostrando ya, Pero hay que dar, cada día, más pruebas de altivez de espíritu, de temperamento, de ardor combativo, de empuje. Hay que asentar la planta sbore el suelo para no retroceder. Hay que asentar la decisión sobre el espíritu, para cuando llegue la hora de avanzar.
Como los hombres. Y ya que no hemos podido hacer una batalla de hombre a hombre, vamos a demostrarles a los carlistas que el hombre estuvo siempre por encima de las alimañas.
CONTRA EL RUMOR
LOS ALARMISTAS SERAN CONSIDERADOS FACCIOSOS
En toda guerra organizada, y sobre todo en la guerra incivil que están desarrollando los facciosis, hay dos métodos de lucha al margen de la lucha; es decir, como complemento de la lucha; es decir, como complemento del choque de hombres y armas. Y cuando uno de los adversarios, como los carlistas, rehuyen el butlo y acuden al engaño y a la traición, esos métodos que pudiéramos llamar complementarios, se intensifican y se agudizan hasta el límite.
Uno de ellos es la propaganda que ahora adquiere vasta difusión por el modernísimo vehículo de la radio. El enemigo se dedica a inventar patrañas y dice, como por ejemplo ayer, que Eibar se halla en poder de los rebeldes y que Bilbao está a punto de caer. Cuando no se puede brindar al radioyente la noticia de una victoria auténtica, se lanzan mentiras entre las hordas para disimular el fracaso y contener el derrumbamiento moral de los combatientes. La esperanza es siempre lo último que se pierde.
Otro de los métodos consiste en la propalación de falsos rumores, en la difusion de alarmismos que conturban el ánimo público, mantienen en inquietud perenne a la población civil y acaba por morder en el espíritu de los combatientes. Por fortuna, nuestras fuezas de combate son de sobra aguerridas, y cierran los oídos a todo aquello que no tenga contrastación oficial y solvente.
Pero esta obra nefanda de la retaguardia que consiste en fabricar alarmismos y en hacerlos correr, tiene que terminar. Terminará a toda costa. No estamos dispuestos a consentir que a cada hora, a cada minuto, se mantenga la inquietud de los ciudadanos de la población civil con noticias contradictorias, con rumores que se agigantan hasta lo inverosímil y restan ímpetu y decisión para colaborar en esa gran ibra que la ciudadanía, principal apoyo del combatiente en la retaguardia.
Por instinto de defensa, por sentido de responsabilidad, por decoro de la verdad, nos opondremos con toda energía a ese método guerrero en el que se asientan todas las fementidas victorias enemigas. Que ellos, desde sus radios facciosas, lancen a los cuatro vientos invenciones peregrinas y afirmen derrotas leales allí donde hubo retiradas o desastres rebeldes nos parece lógico y admisible. A fin de cuentas, es la única manera por la que se consuelan y consuelan a sus amigos de los desastres que sufren.
Pero que dentro de nuestras propias filas, en el seno de la población civil, el maniobrero, el emboscado y detrás de él los pusilánimes, los malpocados y los estúpidos, engendren y propalen mentiras, falsedades y rumores que nadie sabe de dónde procede ni quién lo facilita, es cosa que ya se va haciendo francamente intolerable. Nosotros hemos dicho que no hay otras noticias que aquellas que facilitan los organismos responsables. Nadie podrá decir que se ha mentido a la opinión por nuestra parte. Y puesto que somos leales hasta declarar cuando han sido ciertas, incidencias adversas, impediremos por todos los medios que por nada ni por nadie se pretenda desmoralizar a la población para que el soldado se encuentre desasistido. Si eso es lo que intenta el enemigo largo plazo le fiamos. Tomaremos sin embargo aquellas medidas de prudencia y de represión que sean necesarias.
Guerra muerte al rumor decíamos días atrasados. Pena de muerte contra el propalador de infundios, de noticias falsas. Así, sin contemplaciones, pena de muerte. Cuando alguien pretenda conturbar la vida ciudadana sepa cuando menos que pone en riesgo su propia vida.
Pena de muerte contra el rumor. El propalador de infundios, el correveidile de noticias falsas, el propagador de alarmismos será con siderado como rebelde en tiempo de guerra, y juzgado con arreglo a severísimo y sumario procedimiento. Un alarmista es veinte veces peor que un faccioso. Arrancaremos esta mala hierba allí donde se encuentre. Contamina el cuerpo social, y, por salud pública, hay que exterminarla.
Guerra a muerte al rumor. Pena inexorable para el alarmista. La primera providencia que puede arbitrarse es detener al alarmista y ponerlo en primera fila de combate.
Desde hoy se han acabado los rumores y alarmismos. Todo el pueblo vigila atentamente para localizar a sus autores. ¡Ay de aquel que caiga en las manos de la justicia republicana! Será juzgado con mayor severidad que si se tratase de un sublevado.
LA JORNADA DE AYER
EN LOS FRENTES DE COMBATE DE GUIPUZCOA
ZONA NORTE
Es francamente buena la situación en todo el sector de Irún. El bravo espíritu de la población irunesa esta reflejado todos los días sobre los montes en que se lucha. Y si en la vanguardia la acción es decidida y eficaz, no lo es menos en todos los servicios complementarios, en la organización de la vida de la ciudad; en todo, en fin.
Nuestras fuerzas, plenas de espíritu, bien encuadradas y mandadas, prosiguen en esfuerzo metódico, con arreglo a lo que exige esta guerra de montaña y la táctica de emboscamiento que acostumbra a desarrollar el enemigo.
En la mañana de hoy, bien temprano, se inició luego por nuestra parte batiendo con eficacia algunos puestos enemigos que pretendían hostilizar a nuestras fuerzas.
El fuerte de Guadalupe, esa magnífica posición artillera, con no menos magníficos artilleros, ha actuado de manera eficacísima. Y en dos frentes a la vez. En el marítimo a que nos referimos en otra información de este número y en el terrestre. En el terrestre, pues en tanto que con sus piezas de mar obligaban a alejarse “prudentemente” a los navíos piratas, con las de tierra han hecho, como siempre, blancos excelentes sobre algunas concentraciones enemigas que pretendían organizar algunos convoyes.
Bien batido el enemigo por fuego de cañón, avanzaron nuestras fuerzas briosamente, y haciendo huir al enemigo se apoderaron de Lastaola, una de las posiciones en que se hallaban apostados los requetés y desde la que hostilizaban frecuentemente.
En esta posición, de importancia estratégica indudable, han quedado instaladas nuestras fuerzas, que en la misma habrán de tener un excelente punto de apoyo para próximas operaciones.
Un detalle en extremo interesante es el de que nuestras fuerzas no han tenido bajas, pues no se pueden determinar como tales un par de contusos.
ZONA DE OYARZUN
Las señales de batalla las hubo en este sector por algunos “chupinazos” que enviaron los barcos de guerra con dirección a las Ventas de Astigarraga, sin que ninguno de ellos tuviera eficacia alguna.
Mayor la tuvieron unos cuantos “envíos” de nuestras baterías de San Marcos, que produjeron en el sector enemigo un silencio absoluto y una inactividad completa.
Si los requetés enemigos esperaban la colaboración de los piratas marineros para intentar alguna sorpresa, fueron ellos los primeros sorprendidos al verse encerrados y hostigados en sus ratoneras.
ZONA DE TOLOSA
Respecto a esta zona también hubo tranquilidad. La actividad respecto a la misma no se ha producido en el frente de combate, sino a retaguardia con los rumores insidiosos o de los pesimistas, a los que ya va siendo hora de aplicar correctivos de ejemplaridad manifiesta.
De uno a otro, los transmisores de noticias se han dedicado a propalar lo que mejor les ha parecido. Como si fueran agentes de las radios facciosas daban a entender, poco menos, que los requetés se iban a desayunar mañana en San Sebastián.
La verdad, verdad absoluta, es que en este frente la situación es exactamente la misma de hace tres días. Y esto habrá de durar tal vez muy pocas horas, sin que respecto a tal particular podamos ser más explícito por respeto a las decisiones del mando.
Si algún intento de acción enemiga, más bien que de lucha, de movimientos de requetés, ha habido en esta parte, pronto han sido dislocados por nuestras baterías y fusileros del Buruntza, que han hecho excelentes blancos.
Un detalle encomiable en este sector ha sido la labor efectiva de los dinamiteros asturianos, que han realizado misiones importantes en las que no se sabe que distinguir más: si la decisión o la táctica con que han sido acabadas.
ZONA DE AZPEITIA
Inmejorables noticias de este sector. Los mendigoizales que hasta el momento no habían tenido ocasión de actuar conjuntamente, han escrito ayer una página brillantísima en esta guerra civil desatada por la carlistada.
Las fuerzas rebeldes, que por lo que se va viendo siguen el mismo plan de los tiempos de Zumalacarregui, después de que entraron en Tolosa desplegaron parte de sus fuerzas hacia la zona de Vidania, con el propósito, como en la guerra anteriro, de caer después sobre Zumaya y Deva para cortarnos la carretera de la costa.
Con esta idea realizaron, con numerosas fuerzas, unos movimientos hacia Beizama y Vidania, que por imperativos tácticos del momento no se pudieron defender y entraron los requetés en esta población. Es de suponer que con ilusión inmensa, pues ya se veían poco menos que libre y abierto el camino de la costa y realizado el sueño dorado de asaltar San Sebastián. Pero no contaron con la “huéspeda” que en este caso han sido los montañeros guipuzcoanos.
En la madrugada de ayer y después de bien pertrechados y municonados partieron de Azpeitia dos grupos de mendigoizales, con un total aproximado de unos trescientos cincuenta hombres, todos ellos excelentes conocedores del terreno que pisaban.
Divididos en pequeñas columnas y haciendo una marcha veloz y de maravilla, pues ha habido grupo que ha recorrido más de cuarenta kilómetros a través del monte, envolvieron Vidania por varios puntos y con fuego de fusilería nutridísimo atacaron el reducto rebelde, poniendo en precipitada fuga a los requetés, que han abandonado rápidamente su estimada presa, dejando buen número de bajas sobre el terreno.
Seguidamente y avanzando a través de monte se ha repetido la acción sobre Beizama, que también ha caído en nuestro poder, así como otros puntos de notoria importancia que no debemos destacar y que han de ser llave para la prosecución de importantes movimientos en aquel sector.
Nuestros hombres se han batido con denuedo y gran valor, sin que en ningún momento haya quebrado su moral la resistencia enemiga, ni aun en el dolorosísimo de ver caer herido al jefe de la columna, el presidente de los mendigoizales, Alberdi, que gloriosamente ha sucumbido en la lucha por la defensa de Euzkadi.
Nuestros hombrs han tenido, aparte de la de su jefe Alberdi, otras seis bajas, todas de heridos.
La satisfacción que esta victoria ha producido en la zona de Azpeitia y en todos los frentes ha sido muy grande, tanto como el desaliento que debe haber producido en el campo enemigo.
LOS QUE CAEN
UN BEL MORIR...
Bajo el plomo asesino de las balas facciosas cayó ayer uno de los hombres en quien más podía esperar la causa santa que nos unió en una lucha de redención. Alberdi, jefe de los mendigoizales, fué durante la jornada de ayer la nueva víctima que hay que insertar en el martirologio de los que dieron su vida por la libertad y por la justicia.
Gran pérdida la de este querido Alberdi, fervoroso patriota, entrañable camarada, perfil de epopeya, alma ingenua de niño y temperamento ardoroso de luchador. Pérdida que sería irreparable si otros hombres ansiosos de arriesgarla por la causa, no estuvieran dispuestos a consagrar y entregar su vida en defensa de la libertad, de la justicia y de la patria.
El hueco que deja Alberdi en las falanges aguerridas del nacionalismo combatiente, va a ser bien pronto cubierto. Una lágrima furtiva se seca al calor de una honda y firme convicción. Hay que apurar los minutos y hay que evitar vacilanciones. Cuando uno cae, otro se yergue en su puesto.
Pero tu recuerdo, inestimable Alberdi, no se apartará nunca de nosotros. Has caído como caen los hombres. Con una altivez heroica, con una serenidad augusta. Tus labios, al morir, contrajeron una sonrisa feliz. Escalador de tantas alturas, familiarizado con el reto pétreo de las crestas, al contacto del cielo y del azul, tú no merecías una muerte vulgar. Se acabó tu vida; en las amadas crestas que tantas veces te saludaron, nimbado por el aura de un ideal redentor.
Feliz tú, que aunque mueres joven, has muerto al menos de una manera bella. Un hombre nuevo cae en la lucha. Un nuevo ejemplo queda. Sepamos aprovecharlo todos. Sepan aprovecharlo los mendigoizales, falange aguerrida del ideal, que ha hecho su aparición de manera tan espléndida.
Descnasa en paz, querido Alberdi. Ha brotado una lágrima rebelde. Pero se enujugó rápidamente, en la esperanza de que tu bravo ejemplo constituya un símbolo y un acicate.
Un bel morir, tuta la vita honora.