Martes, 25 de agosto de 1936
EN LOS FRENTES DE COMBATE
La sublevación militar en el sector de Mondragón
(Viene de la página 8).
Iniciamos hoy, con estas líneas, una información continua de los servicios del frente en el sector de Mondragón. Y parece prólogo obligado a esta serie de crónicas un recuerdo breve de la actuación de los mondragoneses en lo que va transcurrido de este período de guerra civil que, para su propia ruina, han abierto en España militares y fascistas.
La noticia de la sublevación militar cayó como una bomba en este pueblo de socialistas y nacionalistas en su mayoría, que veía en peligro, para unos, las pequeñas conquistas sociales logradas a duras penas en cinco años de régimen republicaos, y, para otros, la esperanza de una satisfacción completa a sus aspiraciones autonómicas y regionalistas.
Y así fué posible la organización inmediata de una sección que, formando columna con los milicianos de Eibar, se propuso como objetivo la toma de Vitoria. Fácilmente hubieran llevado a feliz término su plan estos bravos luchadores –que ya en el octubre rojo dieron un contingente de 120 presos a las mazmorras inhumanas que, en el fuerte de Guadalupe, habilitó la canalla radical-cedista-, pues en los primeros momentos existía enorme confusión entre los facciosos de la capital alavesa.
Pero el levantamiento de la guarnición de San Sebastián hizo cambiar sus propósitos, y, multiplicando el entusiasmo ante la nueva traición, acudir en auxilio de los hermanos donostiarras que, con insuperable esfuerzo, mantenían aún la población al lado del Gobierno legítimo de la República.
La entrada en San Sebastián se hizo por diferentes puntos. Parte de la columna llegó en tren y fué recibida por fuego de fusilería y cañón, procedente del barrio de Amara y de los cuarteles de Loyola, causando la muerte de dos milicianos, que agonizaron en un vagón de ferrocarril. Otra sección penetró por el Antiguo. Iba mandada por el teniente de Asalto Cecilio, que en todo momento dió pruebas de un arrojo y una temeridad sin límites. Estos no encontraron un frente definido y franco, sino que les llegaban las balas en todas direcciones. En un cruce, los insurrectos tenían emplazada una ametralladora. Era un verdadero suicidio cruzar la calle. Tras un momento de vacilación, lo imprescindible para darse cuenta del peligro y lo suficiente para que el gesto adquiriera pleno valor de heroísmo, el teniente pasó el primero y tras él, obedeciendo las indicaciones que hacía con el gorro, la mitad de la sección...
Dejemos a la otra mitad; dejemos también al resto de la columna, que actuó duramente en la lucha general, y pasemos a relatar un episodio inédito de la toma del María Cristina. Nos lo cuenta Celestino Uriarte, uno de los portagonistas de la horrible odisea.
Al llegar a la Avenida de los Fueros los pocos milicianos que habían conseguido avanzar al mando del teniente citado, asoman guardias de Asalto por la explanada del Gobierno icvil. El teniente se dirige a ellos con los brazos abiertos y se abrazan con emoción. Llegan los mmilicianos y son recibidos al grito de “¡Viva la República!” ¿Están o no sublevados los guardias? De momento, parece que no; la alegría y el entusiasmo de que dan muestras producen la sensación de que, obligados antes por las circunstancias, la llegada de los milicianos supone para ellos la libertad. Sin embargo, pronto empiezan nuestros hombres a sospechar, al ser invitados por los de Asalto a soltar sus pistolas, con el pretexto de facilitarles armas largas. Algunos se resisten, advirtiendo la maniobra; pero ceden al fin. Y, en efecto, tal como sospechaban ocurrió: Apenas se quedaron desarmados, comenzaron los guardias a insultarles con las palabras más soeces y vergonzosas y a hacerles objeto de las más terribles amenazas.
Los valientes milicianso hubieron de ahogar en silencio la indignación enorme que les produjo tan criminal engaño.
Desde este instante eran prisioneros de los traidores y quedaban a merced de sus iras y de su desesperación, esperando de un momento a otro que acabasen con ellos.
Se acercaban fuerzas, cuya significación no podían percibir por hallarse de espaldas. Los guardias intentaron penetrar con ellos en el Gobierno civil y recibieron entonces una descarga, que originó algunos muertos y varios heridos. Aprovechando la confusión del momento, consiguieron escapar Antón Andonegui, de la Juventud Socialista donostiarra, y un eibarrés. Las fuerzas que llegaban resultaron ser rebeldes, y todos –guardias, soldados y prisioneros- penetraron en el Hotel María Cristina. Los milicianos ruegan se les permita retirar a sus compañeros heridos, que desgarran el aire con ayes de dolor, y por sola contestación erciben nuevos insultos y amenazas.
Los facciosos los colocan de parapeto con los brazos en alto, para disparar ellos por detrás, con la constante amenaza de muerte tan pronto intentaran moverse.
“En esta posición –agrega Uriarte- las balas llovían, de dentro y fuera, sobre nosotros, y una, disparada por nuestros compañeros, vino a pegar en la barra que tenía yo tocando con la punta de la nariz.”
Les facilitaban noticias falsas del curso del movimiento: “Azaña ha cruzado la frontera en un trimotor... Largo Caballero y González Peña han sido detenidos cuando intentaban huir con unos millones de pesetas...”
Los heridos se desangraban, y uno, con el brazo derecho deshecho, pedía a gritos compasión. Al fin, un militar tuvo un rasgo humanitario y les permitieron salir a recogerlos arrostrando serios peligros. Llevaban detenidos desde la seis de la mañana y serían aproximadamente las tres de la tarde. A esta hora cambió el trato para con los prisioneros, lo que les hace suponer que la cosa se pone bien. Son conducidos a un cuarto, donde comen unas patatas casi sin guisar, y allí reparan que han tenido diez bajas. Los heridos quedan abandonados por los pasillos.
Los guardias se lamentaban de haberse visto obligados a sublevarse. El capitán Cazorla, vacilante desde un principio, dejaba advertir ahora fácilmente su gran depresión. Hacia las tres de la mañana les sacaron nuevamente al pasillo, comiendo otra vez patatas.
De madrugada apreciaron entre los rebeldes cierta desmoralización y fueron de nuevo amenazados, asegurándoles que no iba a quedar ninguno.
El fuego se recrudecía. Llegaba la columna de Bilbao. La ansiedad de los prisioneros subía de punto, pues ignoraban a quién venían a ayudar los bilbaínos. Pronto lo comprendieron, no obstante, al notar que crecía el revuelo en el hotel y ver que les cerraban el cuarto, llevándose la llave un cabo de Ingenieros asturiano, que les había animado continuamente dándoles esperanzas de poderse salvar.
Pasó mucho tiempo. No saben cuánto. No lo podrían siquiera calcular, porque en la situación de reos en capilla en que se encontraban, se aburrían pensando minuto tras minuto que tenían que morir, a la vez que veían transcurrir y acabarse el tiempo, que en estos trances es factor decisivo.
Llamaron a la puerta, ordenándoles que abrieran o que, si no podían, la derribasen. Nuestros milicianos creyeron llegar su última hora y se resistieron a hacerlo. Uno se dejó decir quién tenía la llave y pasado un rato acudió el cabo que les cerro, asegurándoles que la había perdido y rogándoles que abrieran, porque nada les habría de ocurrir. ¿Se trataba de otro engaño? Entró el cabo por una ventana y les invitó a salir con él para ponerlos en libertad. Los prisioneros no se fiaban ya de nadie. Ponían como condición que entrasen a recibirlos compañeros suyos, que llegaron al fin. Y en medio de la emoción que es de suponer y con la alegría y el entusiasmo que la libertad les comunicaba, salieron a la calle después de permanecer prisioneros, esperando la muerte, durante más de treinta horas.
Mondragón, 18 agosto.
DESDE AZPEITIA
LA RECONQUISTA DE VIDANIA Y LA INTREPIDEZ DE LOS ROJILLOS
Desde el domingo último, día 16, los requetés navarros iniciaban un ascenso por las montañas para llegar hasta el pueblecito de Vidania y, al mismo tiempo, abarcar, con unas patrullas, las inmediaciones de Beizama y Goyaz”, así como las vertientes de algunos montes que facilitaran un rápido avance sobre Azpeitia. Aunque no parezca verosímil que por propio intento decidieran este acercamiento a nuestro pueblo los mandos facciosos, es lo cierto que el despliegue de las diversas patrullas daba a entender este propósito, si bien no sería de extrañar que en tal coyuntura la iniciativa partiera de los muchos traidores azpeitianos que, huyendo de Azpeitia, pululan por Tolosa, adulando miserablemente a los rebeldes.
Pues bien: el domingo día 18, a cosa de las ocho de la mañana, hicieron irrupción en las cercanías de Vidania las tropas de requetés, siendo recibidos por nuestros muchachos con fuego de fusil y mosquetón. Como los rebeldes disponían de fuerte armamento, así como de un contingente muy superior a las milicias que guarnecían aquellas latitudes, el mando de éstas acordó replegarse prudentemente, mientras con toda urgencia se demandaban refuerzos a Azpeitia.
Pese al denuedo de nuestra muchachada, las ametralladoras facciosas bramaban furiosamente, obligando a los nuestros a retroceder mientras los refuerzos arribasen. Así perdieron el control de Vidania.
Posteriormente se fueron organizando núcleos guerreros en el cuartel de Loyola, donde se alojan las milicias nacionalistas. Primeramente partieron unos cuantos mineros con dinatima; y después, algunos grupso más, pudiendo disponer hasta de más de mil hombres.
Los requetés, bien situados en las cimas de Régil, se defendían bien con su fuego de ametralladora, pues hasta han dispuesto de cinco. Esto no obstante, tanto los nacionalsitas, como nuestros rojillos, les atacaron sin cesar hasta hacerles retroceder.
Así han pasado unos días. Los rebeldes acorralados con enorme entusiasmo por parte de nuestras tropas, se refugiaron en las casas de Vidania. Allí fueron hostilizados constantemente. En uno de estos ataques desenfrenados de nuestros valientes muchachos a una casa, se vió cómo del interior de ella salían huyendo, aterrorizados, bastantes curas y frailes que, sin duda, estaban cantando al mando faccioso el “ritornello” cristiano de NO MATARAS...
Y llegó el jueve. Un destacamento de rojillos, pletóricos de ardor y de entusiasmo por esta República que tanto aman, se acercaron hasta a 200 metros del pueblo, dispuestos a entrar en él con enorme audacia. Estaban, pues, a magnífico alcance de las terribles ametralladoras enemigas. No importa. Había que desalojar aquellos lugares de facciosos, y a ello estaban dispuestos nuestros bravos rojillos.
Previamente, como es elemetnal en la guerra, cerraron unas descargas sobre diversos puntos de Vidania para localizar al enemigo. Este no dió fe de vida. Entonces surgió un voluntario para ir hasta el pueblo. Este valiente es Alberto Urdampilleta, popularísimo en Azpeitia, con el sudónimo de “Vidani”, con el que es denominado, precisamente por ser de Vidania. Al partir “Vidani”, en tan arriesgada trayectoria se le unió otro voluntario, que desconocemos por su nombre. Pues bien: los dos esforzados muchachos llegaron hasta el pueblecito, ordenando enérgicamente a todos sus habitantes que procedieran a quitar de sus casas las banderas blancas que ondeaban en sus balcones. Acto seguido se dirigieron a una taberna, donde pidieron un café, que les fué servido inmediatamente y que tomaron con escalofriante tranquilidad. Esto sucedía a las nueve de la noche. A las diez, volvieron al grueso del pelotón de que formaban parte, dando a conocer al mando las noticias recogidas de aquel vecindario, que ha pasado terribles momentos de angustia bajo el yugo cerril y asesino de los monárquicos navarros.
Después del regreso de “Vidani” y de su compañero, nuestros rojillos, bravos y magníficos de coraje, entraron en la diminuta villa, efectuando las prácticas de rigor en tales casos.
* * *
Desde que se inició la maldita insurrección fascista, nuestros rojillos se están batiendo en todos los campos, acudieron a Oñate, Zumárraga, Beasáin, Villafranca, Alegría... Por montes, haciendo caminatas tremendas en marcha forzada... (Bien es vedad que entonces iban acompañados de nacionalistas. Ahora, con la constitución de las milicias vascas, los nacionalistas azpeitianos están recluidos en Loyola en natural confraternidad con sus correligionarios.)
Y hay una cosa que no sé si podrán decirlo todos los pueblos, pero que yo, en nombre de los rojillos de Azpeitia, lo digo con orgullo: En Azpeitia, todos los miembros de Izquierda Republicana, U. G. T., Partido Socialista y Acción Nacionalista Vasca, es decir, todas las izquierdas, salvo aquéllos que, pro su edad y su cargo en el Frente Popular se lo vedan, están enrolados en las milicias antifascistas con un ánimo inquebrantable y magnífico propósito de vencer. Sólo el que escribe estas líneas queda a retaguardia, no por falta de valor ni de amor a la causa sagrada de la República, sino impedido por una parcial nulidas física.
Azpeitia, desde el primer momento, se puso en pie de guerra, y así continuará hasta el total exterminio de la dorada canalla del frente y de la retaguardia.
Hoy, Azpeitia se seitne más republicana, más española, más vasca que nunca, pero también, por los efluvios redentores del ideal de Libertad y Justicia roja...!, roja como un clavel...! Bendita esperanza de glorioso porvenir...
KARDIN
FRENTE POPULAR
Teléfonos del diario
14.634 y 4.621
LOS FRENTES DIPLOMATICOS
La acción de la República en el exterior
Al par que hablamos de la insurrección militar, hay que hablar también de la insurrección de la diplomacia. Salvando honrosas excepciones, la República se ha encontrado con que sus diplomáticos profesionales han hecho unas veces causa común con los facciosos y otras han mostrado hacia ellos tan notorias simpatías, que bien puede decirse que la causa de España ha quedado en los primeros momentos sin defensa en el exterior.
Sabemos que el Gobierno ha puesto mano inmediatamente en un problema tan importantes como éste, y buena prueba de ello son las sanciones que se han adoptado ya y otras que se estudian. El momento internacional exige, de todos modos, una acción a fondo, para que nuestra labor en el extranjero tenga la eficacia que demandaban las circunstancias.
Es indudable que se ha desplazado hacia España toda la atención de la política europea. La lucha contra el fascismo, emprendida con tanta gallardía y tanto ímpetu en nuestro país, no nos interesa a nosotros solamente; les importa también a aquellas naciones que conservan inalterables sus instituciones democráticas, y a las que hubieron de abandonarlas. Quiéranlo o no unas y otras, las realidad es que en la lucha española se polariza el interés del mundo, y su resultado ha de influir necesariamente en los rumbos futuros de la vida internacional.
Interesa, por lo tanto, tener bien cubierto el frente exterior y actuar, no sólo a través de las Cancillerías, donde, naturalmente, han de ganarse en último término las batallas, sino por medio de iniciativas y trabajos que constituyen la base del éxito político. La propaganda, por ejemplo, que es un elemento esencial para decidir la actitud de los Gobiernos y de la opinión pública, no puede abandonarse al capricho o al interés de las Agencias, ni confiarse solamente a la generosa y espontánea ayuda de los afines en ideas y sentimientos.
La causa del pueblo español tiene a su lado, naturalmente, a todas la democracia liberal y obrera del mundo. Pero esta simpatía hay que convertirla en una poderosa corriente que mueva a los Gobiernos, inmovilice la acción del enemigo y sirva para facilitar al Poder legítimo los medios que necesita para imponer su razón y obtener de ella los resultados políticos que la hagan provechosa. Con diplomáticos tibios o poco identificados con el interés de la República y la democracia no podrán obtenerse más que fracasos. Hay que tener en cuenta que el enemigo cuenta en todas las capitales con una extensa red de personas que, con medios suficientes, trabajan contra el Poder legítimo y procuran difundir las más absurdas especies sobre la situacion española; se quiere minar el prestigio del régimen, para dar la razón a los sublevados, y desgraciadamente en esta labor colaboran todavía algunos funcionarios que deben ser inmediatamente sustituídos por personas calificadamente republicanas.
Habrá que iniciar también que la solidaridad internacional de las fuerzas obreras se manifieste con aquella eficacia con que lo han hecho últimamente los trabajadores del puerto de Amberes, negándose a cargar material de guerra con destino a los insurrectos. Esta conducta tiene que ser imitada por todos los obreros extranjeros que hayan de intervenir en cualquier trabajo del abastecimiento faccioso. Para eso las organizaciones sindicales españolas deben recabar la colaboración de sus respectivos organismos internacionales, excitando el celo de todos para que no pueda prevalecer ningún apoyo que negociantes o políticos quieran prestarle a la sedicción.
Esto es tan importante como la guerra misma, porque en último término ésta dependerá en gran parte de la suerte que corra el interés de España en medio de las agitadas corrientes de la política internacional. Si no se cuenta con un Cuerpo de diplomáticos expertos, hay que crearlo a base de políticos e intelectuales de probada adhesión a los principios que inspiran la lucha que la República española sostiene contra el fascismo. Las vacilaciones en este aspecto serían tan perniciosas, que de ahí podría venir, si no la derrota, por lo menos la prolongación indefinida de esta contienda, planteada por los insurrectos con la táctica de las viejas y endémicas guerras civiles.
AL MARGEN DE LA LUCHA
Un médico que jura cortarse la mano antes de curar a un “rojo”
Los fascistas que hasta ahora han dominado en Mallorca, no cabe duda que son unos grandes amigos de los catalanes. Léase esta relación de donativas que aparecen en un diario de aquella isla en beneficio del “Ejército de salvación”:
Dice el colega:
“Las milicias de Dios os piden vuestro esfuerzo”. Y comienza la lista. “Un sacerdote, para que sea arrasada Barcelona, 50 pesetas. Un anticatalanista de siempre, 12’50 pesetas. Para triturar a los rojos, X X 1.000 pesetas. Para hundir a la vivora Azaña, 250 pesetas. Un enemigo de la Generalidad, 2 pestas. Para que Dios dé fuerzas a los soldados del Cielo, 25 pesetas. Un amigo de don Juan March, 100 pesetas. Uno que prefiere morir antes que hablar en catalán, 12 pesetas. Dolores Fortesa, 500 pesetas. Un médico que jura cortarse la mano antes de curar a un rojo, 200 pesetas...”
Evidentemente es grande el cariño de estos fascistas hacia los catalanes. Sobre todo sus sentimientos caritativos y cristianos.
Ya uno no se sorprende de nada. Ni de contemplar el espectáculo que ofrecen los moros dentro de España peleando en nombre del Cielo que invocan los facciosos para exterminar a los hombres que practican en su suelo el verdadero cristianismo.
* * *
Pero no poseen los mallorquines facciosos la exclusiva de la caridd. También hay almas sensibles en Aragón.
Una emisora de esta última región nos hizo saber ayer, al referirse a la lucha que se sostiene con los bravos “rabassaires”, que en un combate no habían dejado ni los rabos de una columna formada por estos campesinos catalanes.
Y se agregó: “Todo esto es carne para los aragoneses”.
Conviene advertir que los catalanes, por el contrario, todavía se alimentan de carne de cerdo. Y cuentan con buenas existencias en tierra aragonesa.
* * *
Claro que ello no impide al “speaker” de turno afirmar que Cataluña les envía lo peor de Europa y que son unos sinvergüenzas los camaradas que desde el micrófono de Telégrafos de Madrid están probando su adhesión al régimen republicano.
Y para que no todo sea insultos acaba el eufórico emisor que aspira a un trozo de mar para Aragón, nada más, dedicando piropos a una mecanógrafa de la emisora facciosa de Salamanca.
De victorias en el frente, nda. Unicamente la caída de un avión leal –imaginaitvo que es el “speaker”- al que asegura le hicieron “migas” y “papilla”.
* * *
Un veterano del Cuerpo de Telégrafos nos ha hecho desde una de las emisoras de Madrid el “retrato” de los ex generales Queipo de Llano, Cabanellas y Franco, a los que conoce perfectamente por haber convivido con ellos en Melilla, Tetuán y Larache.
Queipo se dió a conocer en Larache. ¿Sabéis cómo? Junto a los calzones de Silvestre, al que organizaba las bacanales y toda clase de placeres. No era otra su misión ni su oficio.
La gente, en Larache, cuando Queipo recibía un precio, decía:
-Ya ha tenido otro premio el “complaciente”.
Y el “complaciente”, un buen día se negó a acceder a un capricho demasiado fuerte de Silvestre y éste le mando al campo.
Pero Queipo, con suma arrogancia, se vino a la península.
* * *
Cabanellas, a quien en Madrid llaman el “Papamoscasa de Burgos”, mereció en Melilla el “mote” de “El Boticas”.
¿Sabéis por qué? Pues sencillamente porque cuando había que hacer frente al peligro sieimpre le dolía el estómago, el hígado, la cabeza o cualquier otra parte del cuerpo.
Un día, el capitán Montes, muerto gloriosamente en tierra africana, se acercó a Cabanellas, que estaba sentado en un café y le dijo con entereza que le llamaban “El Boticas”.
El “Papamoscas de Burgos” le preguntó por qué y al explicársele la causa rió la cosa con estupidez propia de un espíritu idiota. Pero no varió su conducta.
Este es otro de los despojos que nos legó la monarquía.
* * *
¿Franco? Y ale aplicó el merecido calificativo su hermano Ramón en ciertas declaraciones históricas que hizo en Buenos Aires.
Su proceder vil, su labor de traidor son bien conocidos.
Franco, con sus vicios, ha desprestigiado al Ejército español.
El ha traído a los moros, cuyas mujeres avasalló, a luchar contra los españoles.
Si los padres de los moros que hoy secundan los criminales fines de Franco levantaran cabeza, harían que todos se volvieran contra el asesino de su raza.
No podía variar su vil conducta quien siempre obró así. No podía admitir que de un golpe le privaran de todos sus placeres.
Y el viciosos general utilizó las armas de su propio Estado para rebelarse contra él.
El ex general Fracno, en el crimen , es un hombre consecuente.
* * *
Pero nosotros también conocemos un detalle que revela el talento extraordinario de uno de esos ex generales.
Mandando Queipo un regimiento se acercó un día a la sala de música cuando la banda ensayaba y quedó sorprendido al ver que uno de los músicos no intervenía en aquél instante. Interrogó al músico mayor, quien le contestó que aquél muchacho tenía compases de espera.
Y el ex general, adoptando un aire autoritario, ordenó más bien que dijo:
-Aquí no se espera a nadie. ¡Que toque!
* * *
En fin, no todo ha de ser tragedia en este mundo. También hay espacio para la nota de humor.
Un nekazari se acercó el día pasado a la redacción de “Euzkadi Roja” manifestando deseos de pagar el importe de su suscripción del semanario “La Cruz”. Y a la vez ofreció una cantidad con destino a la suscripción del Frente Popular.
Todavía hay almas sencillas que no han escuchado el estruendo de la guerra...
Felices ellos.
FRENTE POPULAR
Aviso a los obreros gráficos
Obreros gráficos a quienes corresponde presentars en estos talleres en el día de hoy, martes:
CAJAS:
Claudio G. Perujo.
Juan Nieves.
Fernando Neira.
Bonifacio Lázaro.
José Sanz.
LINOTIPIAS:
Jaime Zurbano.
Santiago Collado.
Julio Lapresa.
Primitivo Echauri.
Jesús Martínez.
Faustino Goicoechea.
ESTEREOTIPIA:
José Nicolás.
José Castresana.
Severiano Ceballos.
MAQUINA:
Felipe Bustero.
Cirilo Estenaga.
Cecilio García.
Clemente Alvarez.
OBSERVATORIO DE IGUELDO
Situación atmosférica
Un anticiclón está centrado sobre el sur de Inglaterra y el noroeste de Francia prolongándose hacia el sur hasta el país vasco. Una depresión pasa de Islandia a Noruega. E tiempo es bueno en Guipúzcoa con cielo poco nuboso y algunas brumas. La mar está rizada.
Tiempo probable durante la mañana de hoy en Guipúzcoa
Viento del primer cuadrante flojo. Cielo algo nuboso.
Calas a 100 millas: Viento flojo del primer cuadrante. Mar rizada.
Calas de la Chapelle: Idem.
Calas del Grand Sole: Viento variable fijo. Mar rizada.
Calas de Estaca de Vares: Viento del sector este flojo. Mar rizada.