Sábado, 8 de agosto de 1936
INFORMACION ASTURIANA
El movimiento faccioso en Gijón
Como se inició y estado en que se encuentra
Por asuntos de organización se desplazaron ayer a Bilbao desde Gijón un grupo de compañeros pertenecientes a la C. N. T. y a las Juventudes Libertarias entre los cuales se encontraba Ulpino Sánchez, destacado militante de la organización juvenil de Gijón.
Nosotros, deseosos de conocer el desarrollo de los acontecimientos en la ciudad asturiana (máxime conociendo la influencia que la F. A. I y la C. N. T. ejercen en dicha población, nos entrevistamos con ellos para que nos informaran del desarrollo de éstos.
Dicen nuestros comunicantes que cinco días antes de estallar en dicha cuidad la intentona fascista, estaban vigilantes y alertta presintiendo lo que fatalmente ocurrió. El lunes, 21, a las cinco de la mañana salieron del cuartel de Simancas una compañía. El pueblo, considerando que la tal compañía era facciosa, le hizo varios disparos, pero ante la actitud pacífica de la tropa cesó el fuego, y desecho el error confraternizaron (organización afecta a la Confederación Nacional del Trabajo), donde los mandos militares de la referida compañía notificaron al Comité de la organización confederal el alzamiento de los militares que en el cuartel quedaban.
Ante una inminente salida de las tropas facciosas, las milicias en compañía de los carabineros y guardias de Asalto, rodearon el cuartel y horas más tarde al intentarse ésta, se entabló un duro combate teniendo finalmente que retirarse los militares sublevados al interior del cuartel, intentándose a continuación un asalto al mismo, pero debido a la recia y sólida construcción de éste, hubo de ser suspendida hasta encontrar otros procedimientos más eficaces.
Por parte de la Guardia civil se hizo una canallesca emboscada a las milicias pues fingiéndose partidarios del movimiento popular, saludando con el puño en alto y dando vivas a la República, al acercarse a ellos les recibieron con una descarga, refugiándose acto seguido en el cuartel.
Simultáneamente a estos acontecimientos, las gentes reaccionarias de Gijón, desde balcones y azoteas tiroteaban continuamente a las milicias, por lo que el pueblo después de adoptar medidas de vigilancia en los cuarteles, se dedicó febrilmente al blindaje de camiones, saliendo el primer vehículo blindado a las dos horas de empezar su construcción, dedicándose acto seguido al sometimiento de los “paqueadores” reaccionarios, misión que se concluyó después de dos días de intensa “limpieza”.
Una vez conseguido este objetivo, se organizó de una manera concienzuda el ataque a los cuarteles de la Guradia civil, y después de cinco horas de intenso tiroteo y de constantes ataques por parte de los dinamiteros que desde un camión blindado arrojaban sin cesar cartuchos de dinamita sobre el edificio del cuartel, éstos se rindieron, quedando detenida toda la guarnición.
Libres ya las milicias de esta preocupación, se pensó de nuevo el ataque al Simancas, pero empleando procedimientos enérgicos de combate. Se blindaron dos tanques de la Campsa, y con magas se intentó arrojar la gasolina dentro de los cuartes, pero cuando se estaba efectuando esta operación, un disparo de mortero hecho por las fuezas facciosas incendió uno de los tanques, muriendo abrasados sus dos ocupantes voluntarios y ante el fracaso de este procedimiento de lucha hubo de retirarse el otro tanque.
Procedióse a minar el terreno colindante al cuartel con objeto de volarlo con dinamita, pero una vez de iniciada esta tarea se abandonó porque con este procedimiento quedaría destrozado el armamento existente en el interior del cuartel. En vista de que los intentos de la rendición del cuartel no servían más que para gastar munición inútilmente, se procedió a cortarles la luz y el agua, y a ejercer una estrecha vigilancia con objeto de rendirlos por hambre.
Al intentar los sediciosos efectuar una salida con objeto de abastecerse de víveres, hubieron de retirarse más que de prisa, por que los seis primeros que salieron cuatro quedaron sin vida a las puertas del cuartel.
Una vez ejercida esta vigilancia en el cuartel de Simancas, procedióse al aaque al cuartel de Coto, donde se alojan las fuerzas de los Cazadores minadores, y donde ante la intensidad del atque que con morteros, fusilería y dinamita efectuaron las fuerzas leales, procedieron los facciosos a izar la bandera blanca, momentos antes en que el barco sublevado “Almirante Cervera” bombardeaba la población, lo que probablemente sirvió de estímulo a los rebeldes ya que retiraron la bandera de la rendición continuando el combate de resultas del cual el cuartel quedó casi destruído, refugiándose los facciosos en los sótanos.
La situación de los militares sublevados es cada día más apurada, al encontrarse sitiados desprovistos de agua y luz, y a no dudar de productos alimenticios. Es por esto que nuestros comunicantes tienen confianza en la próxima rendición de los referidos cuarteles.
La vida de la población civil y del movimiento tanto de producción como de consumo, es controlado por las organizaciones obreras, sirviéndose de vales para el abastecimiento de las familias.
Poco a poco se va normalizando la vida de la población y se espera que en plazo breve la producción alcance su máxima potencialidad.
Después de relatarnos lo que antecede y ante la necesidad de reintegrarse a su punto de origen los compañeros que nos informan, hacemos punto final.
Bilbao, agosto 1936.
Lea y propague
“Frente Popular”
CONTINUA LA LIMPIA
: : SE PUBLICAN NUMEROSOS DECRETOS : :
DEJANDO CESANTES A FUNCIONARIOS FASCISTAS
EN INSTRUCCIÓN
MADRID.- En Instrucción Públcia, cesan los siguientes funcionarios afectos a dicho departamento:
Don Antonio Royo Villanova, Catedrático de la Universidad de Valladolid; de don Pedro Sáinz Rodríguez, catedrático de la Universidad de Madrid; de don Severino Aznar Embid, catedrático de la misma Universidad; don Lorenzo Gironés Navarro, catedrático de la Universidad de aStniago; don Eugenio Montes Domínguez, catedrático excedente de Instituto; de don Ernesto Giménez Caballero, catedrático del Instituto Cardenal Cisneros; de don José Rogerio Sánchez García, catedrático del Instituo de San Isidro, y de don Cipriano Aguilar Esteban, catedrático del Instituto de Calatayud; don Teodoro Revuelta Escribano, maestro de la Escuela nacional de niños de Quintanar del Rey, provincia de Cuenca, y de doña Matilde Díaz Moya, maestra de Escuela nacional de Cuenca; don Prudencio del Valle Yanguas, jefe de Administración de segunda clase del Escalafón técnico-administrativo de este Ministerio, don Ramón Martínez Pita, oficial de Administración de primera clase del mismo Escalafón; don Julián Reguatro López, jefe de Clínica del Departamento de Patología Quirúgica; don Florencio Redondo y Andrés y don Alfonso de la Fuente y Chaos, médicos internos, y don José Fernández Angiada, practicante del Hospital Clínico, todos ellos de la Facultad de Medicina de Madrid.
EN ESTADO
MADRID.- Han sido separados de la carrera diplomática y declarados cesantes:
Don Andrés Iglesias y Velayos, cónsul de primera clase en Perpiñán; don Juan Peche y Cabeza de Vaca, secretario de segunda clase y cónsul de la República en Alcázarquivir.
EN OBRAS PUBLICAS
MADRID.- En Obras Públicas se ha decretado la cesantía de don Francisco Ayuso, ingeniero segundo del Cuerpo de Caminos, Canales y Puertos, director del Grupo de Puertos de Castellón, interventor del Estado en los Ferrocarriles y afecto a la Comisaría del Estado en los Ferrocarriles Andalucía.
EN MARINA
MADRID.-Por decreto del ministerio de Marina, se dispone que causen baja definitiva en la Armada con pérdida de empleo, prerrogativas, sueldos, gratificaciones, pensiones, honorarios, condecoraciones y demás que les corresponden, a los señores siguientes:
Capitán de fragata don Fausto Escrigas Cruz;; capitán de corbeta, don Ricardo Calvar y González-Aller; tenientes de navío, don Manuel de la Puente y Magallanes y don Federico Fernández de la Puente y Gómez; alféreces de navío, don Ricardo Noval Fernández, don Manuel Beardo Mogardo y don Antonio González-Aller Balsetro; capitán maquinista, don manuel Riyera Pita; capitán de Intendencia de la Armada, don Elisando de Sas y Murias; capitán médico de la Armada, don Luis Meirás Otero; aspirantes de segundo año, don José María Turnay y Turnay, don José María Chereguini y Lagarde, don Vicente Alberto Lloveras, don Todoro de Leste Cisneros, don Manuel Flórez y Cabeza de Vaca, don Joaquín Flórez y Cabeza de Vaca, don Luis Ferragas Pou, don Guillermo Granullaque González, don Jacinto Ayuso Serrano, don Luis Arévalo Pélluz, don Alfonso Gómez Suárez, don Ildefonso Nadá Romero, don Manuel Arnáiz Torres, don José Luis Samales Pérez, don Carlos Muñoz Delgado y Pinto, don José Fernández Aceituno Lilord, don Rafael Marqués Piñeiro, don Enrique Rolandi Gette, don José María de la Guardia y Oya, don Manuel Romero Cumbre; aspirantes de primer año, don Jesús Manjón de Cisneros, don Fernando Moreno Reina, don José García de Quesada y de Gregorio, don Miguel Romero Moreno, don Manuel Sánchez Alonso, don Alberto González-Aller y Balseiro, don Guillermo Matas Roldán, don Pedro Aznar Ardois, don Enrique Colmayo Cifuentes, don Salvador Lizaur de Pablo, don Jorge García-Parreño y Kaden, don Jaime Gómez Pablos y Duarte, don Alvaro Domínguez Aguado, don Luis Rojí Cachón, don Cristóbal González-Aller y Balseiro, don José R. Caamaño Fernández, don Lusi Bona Orbeta, don Francisco Jaráiz Franco, don Aurelio Arriaga Brotons, don Ricardo Jara Serantes, don Luis Berlín Caamuñas, don Francisco de la Rocha Milla, don Julio Prendas Estrada, don Emilio Villagas González, don Isidoro González Rodríguez, don Manuel Pérez Pardo, don Adolfo Contreras Sánchez y don Salvador Vázquez Durán.
EN AGRICULTURA
MADRID.-En el ministerio de Agricultura se han decretado las siguientes cesantías.
Don Román Cantos Sáinz de Carlos, ingeniero agrónomo; don Carlos Solano Martínez de Pisón, ingeniero agrónomo; don José Arizcun Moreno, ingeniero agrónomo;; don Francisco de Silva Goyeneche ingeniero agrónomo; don Cándido Egozcozábal Usabiaga, ingeniero agrónomo; don José García Atances, ingeniero agrónomo; don Rafael Areses y Vidal, ingeniero de Montes; don Antonio Cano y Ramos, ingeniero de Montes;; don Santos Arán San Agustín, inspector veterinario; do Juan Bautista Monserrat Fontcuberta, inspector veterinario; don Féliz Fernández Turégano, inspector veterinario; don Guillermo Moreno Amador, inspector veterinario; don Guillermo Moreno Amador, inspector veterinario; don Miguel Zapata Sánchez, ayudante facultativo de montes; don Ignacio García Legaz, ayudante facultativo de montes; don Andrés Garrido Buezo, ayudante facultativo de montes; don Antonio Méndez de Vigo y Núñez de Arenas, jefe superior de Administración civil; don Miguel Martín Herrero, jefe de Administración civil de primera clase; don Antonio Belda y Soriano de Montoya, jefe de Administración de segunda clase; don José Pérez Andrea, jefe de Negociado de primera clase; don Tomás López Hermida, secretario de la Comisión mixta arbitral agrícola; don Fernando González Luna, jefe del servicio de Publicaciones agrícolas; don Pedro Rivas Ruiz, arquitecto conservador de los edificios del Ministerio, y don Tomás Perona Mabilly, ordenanza del comité sedero de Murcia.
También se jubila, por mayoría de edad, y exigirlo las conveniencias del servicio, a los siguientes funcionarios que han cumplido 65 años:
Don José González Esteban, ingeniero agrónomo; don Angle Torrejón y Boneta, ingeniero agrónomo; don Wistromundo de la Loma y Lavaggi, ingenitro agrónomo; don Roque Fernández Antón, ingeniero agrónomo; don Antonio Fraile de Aula, ingeniero agrónomo; don Claudio Olivares Massó, ingenieron agrónomo; don Pablo Cosculluela y Arrizabalaga, ingeniero de Montes; don Mariano Pérez Serrano, ingeniero de Montes; don José María Gaztelu y Maritorena, ingeniero de Montes; don Nicolás Escudero y Arias, infeniero de Montes, y don Salvador Mifent y Macon, ingeniero de Montes.
EN GOBERNACION
MADRID.-Por el ministerio de la Gobernación se ha dispuesto la separación del servicio activo de los siguientes jefes y oficiales de la Guardia civil:
Coronel: don Fulgencio Gómez Carrión.
Tenientes coroneles: don Gregorio Muga Díez, don Angel Hernández Martín y don Aquilino Porras Rodríguez.
Comandantes: don Francisco Villalón Girón, don Ricardo Román Rodríguez, don Federico Pareja Aycuena, don Luis Hernández Pardo y don Fernando Vázquez Ramos.
Capitanes: don Narciso Herrero Santos, don Ildefonso Martínez Gómez, don Pedro Saens de Siiiillia Morales, don Luis Marzal Albarrán don Antonio González Medina, don Manuel Marra González, don Luis Lefler López, don Joaquín Villaón Girón, don José Gómez Rojas y don Pelayo Garlía Vivar.
Tenientes: don Leopoldo Vega Ochoa, don Pascual Aguirre Lanza, don Moisés Vivar García, don Bartolomé Quinero Gómez, don Indalecio Martín Torres, don Román Muñoz Muñoz, don Paulino Guerrero Barragán, don Fausto Conchas Barroso, don Pedro Cano Fernández y don Salvador Solórzano Gruri.
Alféreces: don Gregorio García Esteban, don Basilio Natera porras, don Maneul Almouera Hornero don Ambrosio Pacheco Alvarez, don Fortunato Valdenebro Pérez, don osé Grande Cano, don José Rubio Molano, don Antonio Brieva Doblado, don Francisco Díaz Díaz, don Julián Morgado Javier, don juan Collazos Fernández, don Claudio Yelmo Poderoso y don Rufino García Sánchez.
EN HACIENDA
MADRID.-Por el ministerio de Hacienda, se han decretado las siguientes cesantías:
Don Juan Manuel Comin y Allendesalazar, don Luis Cencillo de Pineda, don Laurenao Pujol Denis, don José Ibáñez Gurefa, don Andrés Castillo Caballero, don José Sevilla García, don Celestino Ruiz Caubet, don Ramiro Acaso Castrillo, y Mansi, dos Joaquín García de la Concha Otermin, don Ricardo Alós Lloréns, don Francisco Javier Silvela y Tordesillas, don Emilio Marchesi Fernández-Herce, don Ramón Rodríguez Vita, don Fernando Orduña y Gómez, don Javier Prats Meseguer, don ignacio Pujol Sánchez, don José Antonio Alvarez Alonso, don Víctor Epela González, don Mariano Carranceja, don Conrado Díez Hueto, don Jaime Gutiérrez-Solana y Montegui, empleados todos ellos de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos.
DIOS LES EXIGIRA CUENTAS
Don Mónico, cabecilla de requetés
Bien sabe el Señor que está lejos de nuestra pecadora pluma todo propósito de zaherir a los curas. De buen grado aceptaríamos incluso su concurso tocando a rebato, con alguno que otro parafillo desde el púlpito, lugar sacratísimo, aunque a veces lo olviden los padres tocando a rebato, decimos para que los feligreses –gentes “sensillas”- se sumen a la batalla contra esos carlistones de monte, que son la gente más feroz y endiablada de que tiene conocimiento la Historia desde Caín hasta la fecha. Pero esto no obsta para que dediquemos unas líneas a don Mónico. Don Mónico es -¡qué representante tienes, señor!- un cura carlista, de esos que salen en “La Traca”. Es, para concretar, el cura guerrillero de Echarri Aranaz, para quien, a lo que parece, hasta el mismo Dios tiene la obligación de grita viva don Carlos.
Uno de los prisioneros carlistas ha hecho declaraciones interesantes acerca de la vida aventurera, belicosa, agreste y tormentosa de este cabecilla de la guerra civil. Por él sabemos su alzada, sus pensamientos cabileños y todos cuantos detalles pueden servir para conocer a una de las figuras más tenebrosas de las bandas de requetés.
Es el caso que este demonio de don Mónico, de quien el propio Atila se espantaría, de quien el propio Santacruz se consideraría desafortunado imitador, se ha dado a la vida tormentosa de la guerra, de la rapiña, del pillaje y del bandolerismo al frente de su partida de facinerosos que ahora anda gatando postas por la parte de Beasain.
Ha olvidado don Mónico capitán de piratas que su ministerio es algo que no se puede abandonar cuando de verdad se sirve al Señor. Porque, ¿qué será ahora de los feligreses de Echarri Aranaz? ¿Cómo podrán aquellos requtés y aquellas requetás cumplir con sus devociones religiosas? ¿Es que don Mónico se figura que puede cambiar impunemente el hisopo por el trabuco o la carabina?
¡Aviado está el cura de Echarri Aranaz! Ha cometido un delito de deserción, y esta clase de delitos se paga de manera normal, sin circunstancias agravantes, con la cabeza, que el Señor le demandará, y si a tan alto poder se le olvida, no faltará quien tenga buena memoria. Si bien pensamos que como se trata de negocios religiosos será el mismo Señor quien le exija cuentas, ya que hay que pensar que éste no habrá hecho causa común con los carlistas, al lado de los cuales, dicho sea de paso, Nerón resulta un liliputiense, un personaje insignificante. Algo así como Samper, por ejemplo.
Acuerdos importantes
En la reunión del Gobierno de la Generalidad
BARCELONA.-Bajo la presidencia del señor Casanueva se reunió el Gobierno de Cataluña.
A la salida todos los consejeros se trasladaron al Palacio de la Generalidad para ser presentados al señor Companys. En la entrevista se cruzaron frases de afecto y consideración.
El jefe del Gobierno ha facilitado la referencia de los acuerdos adoptados:
Nombrar magistrado de la Audiencia al juez del distrito primero don Alfonso Díaz Junquet; autorizar al consejero de Defensa para que adopte todas las medidas que estime convenientes para armamento y mantenimiento de la disciplina, autorizándoles incluso a que imponga las cesantías que crea convenientes de todos los que no sean afectos al Régimen; que se entreguen a la autoridad competente todos los sumarios que hayan sido instruídos con motivo de la rebelión del día 19 de julio pasado; incautación de los bienes de los complicados en el movimiento revolucionario; creación de la industria de guerra y de un Consejo de Economía y efectuar una labor de depuración de responsabilidades entre los funcionarios de todos los departamentos.
A propuesta del consejero de cultura se acordó incautarse de los documentos anteriores al siglo XIX esistentes en los archivos de Corporaciones municipales, notariales, judiiales, parroquiales, episcopales, conventuales y capitulares, así como también del archivo de la Corona de Aragón. También se incautará el Gobierno de la Generalidad de los edificios Kan Ferrat, Mari Cel y Museo de Santiago Rusiñol, sitos en Sitjes, dando disposiciones para su ordenación y conservación.
Finalmente se acordó disolver el Comité de Cinema, pasando las funciones del mismo al Comité de Espectáculos Públicos, y aclarar que el acuerdo adoptado anteriormente por la Generalidad, en virtud del cual el hasta ahora llamado Teatro Liceo pasaba a ser Teatro Nacional de Cataluña, se entiende en el sentido de que la Generalidad se incauta no sólo del edificio del teatro, sino también de la parte del mismo que ocupan el Círculo del Liceo y el Conservatorio del Liceo.
CIUDADANOS: Por la República, por las libertades de los pueblos, por las conquistas del proletariado. Todos a una ¡En pie!
Trabajadores: ¡Viva el Frente Popular!
LA ADMIRACION DEL MUNDO
No hicimos a tiempo la desinfección y nos toca ahora atajar la cangrena a fuerza de amputaciones
Cuando en 1931 España pasó del régimen monárquico al republicano, sin más lucha que la cívica en las urnas, el mundo se admiró. Y el mundo admirado cantó loas a la revolución española, a aquel sencillo hecho de sustituir la corona por el gorro frigio tan lisa y llanamente como si fuera una simple mutación escénica.
Pero, ¿es que no había sido más que una simple mutación escénica?... Aparentemente, no. Cambio de decorado, un poco de pueblo en el escenario, unos cuantos vivas inconscientes propios de las multitudes veleidossas y... nada más.
Eso pensaban los reaccionarios sempiternos.
Lo que había sucedido no inquietaba al clero que podía seguir traficando con las desvirtuadas doctrinas de Cristo, a los magnates de la industria y terratenientes que especulan con el sudor y el hambre del pueblo, ni a los entorchados militares que medran con las carnicerías humanas.
Y no les inquietaba el cambio por que, además de que apenas rozaba sus privilegios y prebendas, les quedaba el campo libre para otra simple mutación apenas observasen el bostezo del auditorio ante la insulsez de la comedia...
Seguían siendo dueños del teatro, y hasta los nuevos decorados eran de su propiedad, ¿qué importaba el nombre?, ¿qué importaba si algunos partiquinos quisieran dar la nota perorando en primer plano? Tanto monta, pensaban los figurones, tanto monta República como Monarquía, si en una y otra cortaban cuando no podían desatar.
Aquello, pues, en vez de revolución había sido un soplido cívico que bastó para que cayera la podrida rama borbónica. Una sacudida de todas las clases sociales que temían la bancarrota ante los desaciertos de todo orden y temían la infección que surgía de tanta podredumbre palaciega. Eso; un cambio de postura aconsejado por el instinto de conservación. ¿Es que había sido algo más? Aparentemente, no.
Un aliento renovador palpitó en las Constituyentes en forma de autonomías regionales, reforma agraria, multiplicación de escuelas y sustitución de la enseñanza religiosa, que no inquietaba mayormente a los poderosos. Les molestaba apenas. Y los molestaba, que no perjudicaba, por la convicción, por la seguridad, en que vivían de que sus privilegios eran inalienables. Tal era su cerrilidad.
No obstante, y en previsión de que aquello tomase de pronto un cariz más avanzado, como debió ser, si las Constituyentes reaccionan y vuelven por los fueros de su sometido total, prepararon el 10 de agosto en que Sanjurjo se acercó a las candilejas para decir que iba a empezar el otro acto en el “antiguo tinglado de la farsa”, pero por falta de ensayo, fracasó, aunque sin consecuencias... ¿Es que tuvo consecuencias aquel fracaso?...
Y vinieron las elecciones del 33 en que, un poco por el previsto bostezo del auditorio ante la insulsez de la comedia, y un mucho por los millones puestos en juego, lograron una mayoría para conducir la República a su manera, aparentando transigir con la accidentalidad de las formas de gobierno, siempre que en el fondo fuera la misma cosa.
Mas el pueblo, que parecía bostezar, el pueblo que sabía que aquello había sido o debía ser algo más que un cambio de decorados, frente a la reacción manifiesta amparada por el proxeneta máximo, Lerroux; ante la ambigüedad, al jesuitismo, la sinuosidad del jefazo que resultó mínimo; el pueblo, digo, sintió un escalofrío y llegóse a palpar casi la viscosidad de los reptiles. ¡Y, entonces, trabajadores, fue Asturias! ¡Fué la heroica Asturias! Y fué la represión y la “masacre” a manos de los mercenarios de Africa, represión y “masacre” que no cercenó –ahora lo vemos- la virilidad de aquel pueblo de bravos.
Y como habían vencido a la rebelión, pero no a la rebeldía, cuando llegaron las elecciones, surgió, arrollador, el triunfo del Frente Popular, a pesar de todo y contra todos los reaccionarios.
* * *
El Gobierno surgido del Frente Popular era la esperanza del pueblo aunque su programa por puro espíritu conciliatorio, por no herir muy vivamente los intereses creados, por transacciones que consideraron oportunas los integrantes del Frente Popular, resultaba casi anodino y lleno de concesiones a la burguesía.
Bien. Algo era. Adelante...
En eso estábamos cuando llegó esto; en eso estábamos cuando estalló la conjura de todo lo canalla de los hartos que se indignaban por que el pueblo que trabajaba quería comer porque los dirigentes del Frente Popular querían democratizar un poco; un poco nada más esta España que consideraban su feudo por intervención ¡ah, miserables! Los que por conmiseración no fueron barridos con escoba por la pacífica revolución española nos ponían en el trance de barrerlos ahora con metralla. Y eso no sería nada. ¡Pero es que arrastran en su caída a la más valiosa juventud de España! Porque al mismo tiempo que la conjura de la canalla jesuita-cuartelera estalló de indignación popular y toda la recua de los traidores emboscados se encuentra con que hacia donde quiera que miren surge una barricada de pechos generosos.
¡Aquí de la admiración del mundo! Los que supimos hacer una revolución pacífica sabemos aniquilar una contrarrevolución sangrienta y a costa de alguna carne sana de nuestro cuerpo lo purgamos de toda esa crápula fascistizante y monárquica que era un impedimento para nuestro avance. Porque ahora avanzaremos.
A la peste fascista le esperaba la misma suerte que al imperialismo napoleónico: estrellarse en España.
Tuvimos la culpa de que las víboras siguieran amamantándose en las ubres republicanas, y ésta sangre nos cuesta. No hicimos a tiempo la desinfección y nos toca ahora atajar la gangrena a fuerza de amputaciones.
Los tratábamos con circunspección y guante blanco mientras ellos preparaban el crimen más alevoso que contra un pueblo pueda cometerse.
¿Qué esperarán ahora? ¿Se convencerán por fin que era algo más que un cambio de decorado?
Los engañó el lento germinar de la semilla y ellos ¡insensatos! provocaron su fulminante desarrollo.
Y el mundo que admiró nuestra revolución pacífica y admira ahora nuestro heróico espíritu libérrimo tendrá que seguirnos admirando porque ahora continuará la revolución, pero... a paso revolucionario, no ya con guantes sino en mangas de camisa. Ellos, ¡insensatos!, lo han querido así.
M. VAZQUEZ PEDRAYO
San Sebastián.
Quiénes son los auténticos españoles
La facción tiene sus “intelectuales”.
Hasta ahora de segunda o trecera fila. Hambrones de la pluma, como Cosío, el de Valladolid, a quines las radios fascistas ofrecen una oportunidad de hacer... literatura.
Pertenecen a la especie de esos pobres borregos que en toda convulsión política, en todo río revuelto, se enganchan al carro del “triunfador” y lo llevan, bajo líricos arcos de laurel entonando ampulosas odas y serviles letanías.
Mas esta vez han tenido que rehacer su munición laudatoria dispuesta ya para dispararla hacia el “héroe” o el “caudillo”, precisamente porque en la facción no hay entre los generalitos fachendosos quien dé la talla para la que estaban conveccionadas las vestiduras poéticas. Han tenido, pues, que variar la carga y trayectoria de sus cartuchos líricos, adaptándolos a sentimientos y sentimentalismos: La Patria y la Religión son ahora tema de sus peroratas radiofónicas. La Virgen del Pilar y Santiago Matamoros, han quedado convertidos, por ahora y gracia de los poetisos burgaleses y vallisoletanos, en capitanes generales de ese desdichado levantamiento que tan sangre española está costando.
Estos estúpidos recursos nos dan la talle moral y el calibre intelectual de los antedichos literatos al servicio de la facción.
Pero no engañan a nadie, ni aún a los mismos a quienes van dirigidas las arengas en semitono de canto gregoriano. Es demasiado burdo el procedimiento y poco disimulada la trampa.
Veinte siglos se han llevado hablándonos de la Patria y de la Religión –el pueblo no contaba para ellos- como notas esenciales y vitales de ese conjunto orgánico que es España; veinte siglos de ir elaborando una conciencia nacional; para que, precisamente ahora, cuando está en su plenitud un sentido auténticamente nacional, cuando se manifiesta libremente por los órganos de la expresión más puramente democrática quieren torcerlo y destruirlo, encauzándolo hacia fines bastardos y propósitos egoístas.
Pero el pueblo, o sea España, la auténtica España, se ha apodedado, ha aprendido el espíritu legítimamente patriótico y nacional que unos cuantos pretendían monopolizar y sabe, dando un claro ejemplo al mundo civilizado, diferenciar lo que vale y no vale, lo que pesa y no pesa en la vida del Estado.
Las circunstancias en que se desarrolla la actual contienda han puesto de relieve, por la parte del pueblo, la existencia de una conciencia nacional que cieren, en el tamiz de la Democracia, las esencias y elementos constitutivos del Estado.
La natural crueldad de la lucha no ha empañado en las tropas leales al Gobierno, ni en las Milicias Ciudadanas el sentido de la responsabilidad que sumen ante las naciones europeas, y por eso, donde hay un soldado hay un ciudadano consciente de sus obligaciones y hay un español conocedor de a lo que este nombre obliga.
Cuando pasado el tiempo y aquietadas las pasiones, se vaya haciendo la historia de esta lucha, resaltarán los perfiles de humanidad, de patriotirsmo y de nobleza, de auténtico sentido español, que en ella han puesto los soldados del pueblo. Y resaltarán aun más, por el contraste con los procedimientos inciviles que han dado a su actuación los militares perjuros y los facciosos traidores.
Y es que, en los primeros vibra un sentido español que los segundos habían usurpado para engañar a las gentes de buena voluntad. Pero no les ha valido la maniobra, y ahí están en el campo desenmascarados y gritando con sus actos que son fascistas, monárquicos o carlinos, peros españoles ¡jamás!