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Redacción, Oficinas y Talleres
GARIBAY, 34
FRENTE POPULAR
DIARIO DE LA REPUBLICA
Teléfonos: 14.621 y 14.634
San Sebastián, 9 de Agosto de 1936


REPORTAJES DE AVANZADA
Diálogo de fusiles y cañones sobre la niebla de las cumbres

¡No pasarán!.-Decisión en la pelea y optimismo en el reposo.-Buen tiro y mejor apetito.-Camino de cabras.-La enfilada de la muerte

EN MARCHA
Uno ha cambiado ya el arma por la pluma. Pasado el instante decisivo del choque inicial, cuando todos habíamos de encontrarnos en la contienda para detener el primer impulso del enemigo, es obligado que la vida civil vaya cobrando nuevamente su ritmo y su eficiencia, sin los cuales hasta la misma lucha sería imposible. Cada cual es llamado a su oficio, a la función en que puede rendir mayor eficacia, descartados los hombers que, en la trinchera, se mantienen dispuestos a dad la vida por el ideal. Así, el periodista, por ejemplo, vuelve a la redacción, a componer comentarios inflamados, a narrar peripecias de las que quisiera ser protagonista, a cumplir una misión que tiene, dentro de su esfera, la misma importancia que ha de tener la del combatiente.

Pero el recuerdo de la lucha conturba el espíritu con una atracción irresistible. Cuando se ventila un pleito de alcance histórico como éste en el que estamos metidos, la acción es mil veces preferible a la reflexión. El ardor del combate cierra el paso a las especulaciones agotadoras. Ya en la retaguardia, al servicio de una función civil, uno siente entrañablemente la llamada de los frentes de pelea, donde el riesgo de la vida se compensa con la emoción cordial de convivir con los bravos luchadores del ideal.

Y uno se pone en camino. Despierta la atención, dispuesto el objetivo fotográfico para grabar en las placas y en la memoria las escenas de la campaña.


PERFILES DE GUERRA
Cuando se sale de la zona urbana y se adentra uno en los vericuetos por donde las fuerzas leales van desarrollando los planes tácticos, se dibuja, con toda su dureza, el perfil agrio y hosco de la guerra, perfil de muerte, que otea una emboscada, que avizora una empresa fatal, que parece aspirar vahos de sangre caliente.

En la zona urbana, la organización impecable de los servicios de abastos y transportes, hospitales de sangre, ambulancias, aprovisionamientos, la infinidad de detalles y previsiones que se requieren para obtener plenitud de funcionamiento. En la zona rural, en los puestos de retaguardia, se manifiesta ya la presencia de la guerra. Cañones, morteros, granadas, anteojos de campaña, obuses, alambradas, sacos terreros, trincheras que abren en la tierra surcos profudos. De vez en vez, el estampido horrísono de las grandes piezas, cuyo mensaje de muerte rompe el aire con silbidos de aerolito. A lo lejos, las descargas estridentes de la fusilería o el tableteo dramático de la ametralladora. Ordenes secas. Actividad incesante. Vigilancia continua. En todos los rostros, un gesto duro y una mirada atenta y avizor.


JUNTO A LA FRONTERA
Dejamos Irún detrás de nosotros. Hemos podido comprobar el funcionamiento perfecto de todos los servicios civiles que prestan su concurso a la causa de la guerra. Todos los resortes y engranajes ajustan en ese admirable mecanismo de la ciudadanía irunesa, que tiene abolengo liberal como pocas.

Ascendiendo por el camino empinado y agreste de Erlaiz, uno siente la aprehensión temerosa de la umbría. Una vegetación abundosa y enmarañada parace hablar de emboscadas de guerrillas. Aquí, el instinto triunfa sobre la técnica. Nuestros bravos milicianos dejan de ser combatientes arrojados para convertirnos en guerrilleros astutos. El ambiente hace al hombre. La topografía hace al soldado.

Unas brigadas valerosas de peones camineros arreglan el camino para facilitar el servicio de transportes. A mitad de camino encontramos la primera ambulancia. Más allá, en el cruce de Pagogaña a Eraliz, se han detenido un instante otros coches de la Cruz Roja. Les preguntamos.
-Por fortuna- nos dicen una de esta lindas enfermeras que se han puesto incondicionalmente al servicio de la ciudadanía, arriesgándose hasta las primeras líneas-, ahora nos hallamos en período de inactividad. Llevamos muchos días sin que hayamos tenido que lamentar una sola baja. Ojalá sea siempre así.

Subimos a Pagogaña, una de las sólidas posiciones del frente Norte. A la izquierda, las vertientes montañosas marcan el límite de Navarra. Del fondo de la hondonada se exhalan los vahos neblinosos de Endarlatza, prestigida por el sacrificio heroico de los treinta carabineros asesinados por la furia homicida del cura de Santa Cruz. Más a la izquierda, las estribaciones pirenaicas de la frontera francesa. Enfrente, detra´s de Moscogarri y de la peña de Aya, se intuyen las posiciones enemigas por el restallido lejano de los “pacos”, al que de vez en vez replican nuestros bravos milicianos.


HABLA EL CASON
Subimos luego hacia Erlaiz. El teniente Ortega, jefe de las fuerzas que operan en el sector Norte, nos acompaña. Se llena el alma de optimismo cuando su boca enérgica se anima para expresar la solidez de nuestras posiciones. Con el brazo extendido va señalando lugares estratégicos desde donde se tiene a raya al enemigo y se le inflige un correctivo durísimo cada día.
-Por aquí no pasarán -nos dice, con una seguridad alentadora-. Puedes estar convencido. Tengo unos puntos inexpugnables y una gente brava, y aguerrida, hecha ya al fuego y a la metralla, curtida en varias acciones contra los facciosos. Un ejército se estrellaría contra esto. Por aquí no pasarán.

El diálogo, que empezaba a brotar, se interrumpe con el estruendo del cañonazo. Una de las piezas de gran calibre lanza su obús silbando por encima de nuestras cabezas. El zumbido de la bala al rasgar el aire canta con una armonía fatídica de muerte y va apagándose en la lejanía. Segundos después, el estampido de la granada resuena al otro lado de las montañas vecinas. Desde las posiciones de vanguardia se reciben señales.
-¡Buen tiro!-dice el jefe del cañón-. Hemos acertado al milímetro. Hoy tenemos un buen día.

Lo dice casi con fruición. Satisfecho de cumplir bien con su oficio.
-¿Se hacen buenos blancos?-pregunto.
-Sí, muy buenos. Esta mañana, por ejemplo, hemos deshecho casi todo el convoy de aprovisionamiento. ¿Ve usted –me dice, dándome el catalejo de campaña- aquellos caminitos que descienden pro la ladera de la izquierda? Por allí tiene que venir el convoy. Esta mañana hemos disparado unos obuses con tan buen tino, que hemos podido apreciar seis u ocho víctimas y han quedado en tierra varios mulos. Los facciosos han huído a la desbandada.

No ha dejado de trabajar mientras que habla. El cañón ya está otra vez cargado y el servidor de la pieza tira enérgicamente del disparador. La voz bronca de un nuevo estampido restalla otra vez hasta herir el tímpano. Y al final del silbido trágico, una explosión en lontananza. Los vigías vuelven a hacer sus señales. ¡Otro tiro certero!


OPTIMISMO
Sin embargo, no todo es dureza en la guerra. Detrás de los cañones, los destacamentos de relevo, consumen las horas con optimismo y hasta con alegría. Se come con apetito y se bebe con moderación. Un vaso de vino que rocíe la comida, mantiene erguido el espíditu y afilado el ánimo.

De sobremesa, la muchachada de la República conversa y ríe indiferente al peligro de las balas y al dramatismo de la guerra. Mientras que otros reposaban, ellos estuvieron vigilantes. Ahora que reposan, otros vigilan por ellos.

No queda ni el resquicio de la posibilidad de una sorpresa. Y como la sorpresa, que es la única inquietud del combatiente animoso, no puede producirse cuando se ha dejado, por unas horas, el puesto de lucha, el espíritu se orea en estas sobremesas optimistas, donde se cobran nuevos ánimos para el combate.

Cuando se ha pasado unos minutos con esta muchachada, se comprende que no sea posible admitir la posibilidad de la derrota. Con esta gente, savia joven de la ciudadanía española, no es posible perder. Frente a ellas sonríe, con el triunfo seguro, la aureola de la redención.


PEÑAS ARRIBA
Y seguimos nuestra marcha. En todas partes advertimos la presencia de un mando experto, inteligente y atento. Vigilancia estrecha. Organización perfecta de todos los servicios. Destacamentos estratégicos. Toda la zona está cubierta por la atención vigilante de nuestros hombres. Las bocas de los fusiles cubren el terreno por donde pudiera discurrir el enemigoo. Noo pasará. No queda un resquicio por donde intente pasar sin riesgo seguro de muerte.

El agua riquísima y fresca de la famosa fuente de Aya calma la sed que deja en las fauces esta larga andadura. Topamos inesperadamente, con un pequeño campamento de avanzada. Bajo una pintoresca tienda de campaña, el fuego alegre de una viva fogata va hinchando a borbotones, el arroz de una paella que huele a gloria.
-¿Apetito? –preguntamos.
-¡Digo! –exclama, sonriendo, un mocetón fornido, cuyo acento dulzarrón denota a la legua su procedencia galaica-. Las balas abren el apetito. ¡Y este fresquillo del monte, que es una lima!

Dejamos el camino practicable y comenzamos la inición por un camino de cabra, que en larga y fatigosa andadura conduce hacia las cimas nubosas de la Peña de Aya, la más sólida de nuestras posiciones del Norte. Cada vez se oye más próximo el estallido de la fusilería. De vez en vez, un “dun-dun” dramático se estrella contra una roca de las alturas.

En el camino alcanzamos a un “convoy de a pie”, resguardado por las hendeduras y anfractuosidades y vigilado por nuestros fusileros, que se distribuyen estratégicamente, con un exceso de precauciones que nos parece admirable, a pesar de que nos hallamos en terreno de nuestro dominio.

Se transportan ametralladoras y municiones. La muchachada va canturreando alegremente. Unos metros más arriba, la muerte acecha. Pero ni la muerte misma puede amenguar la explosión optimista de su juventud. Cuando se llega a un rellano, descansan, se quitan el sudor de las frentes con el respaldo de la mano, y reanudan la marcha.
-¿Vamos por ellos? –dice alguno-. Este es un argumento que les convencerá.


EN LA CUMBRE
A cien metros d ela cumbre nos rodea ya la niebla. Separados por unos pasos de diferencia, el pequeño convoy humano pierde la rotundez de sus perfiles en el baño gris de la neblina.
-¡Fuerza, compañeros, que ya falta poco!

Del fondo de la niebla, en las alturas, sale una voz:
-¡Viva la dinamita!

Desde nuestro grupo se contesta una consigna. Sin embargo, un centinela se adelanta para cerciorarse. En el frente de combate todo requiere su comprobación. El fusil está tan alerta como la mirada. El gatillo espera la pulsación que anule una sorpresa. ¡No pasarán! No pueden pasar. De una a otra de nuestras posiciones, los facciosos habrán de cruzar la enfilada trágica de la muerte-

Ya estamos en la cumbre. Llegamos en un momento de quietud. Hay paréntesis en la hostilidad. La posición se distribuye en destacamentos que otean todas las perspectivas y todos los pasos. Siempre hay un arma que apunta y unos ojos que vigilan y unos oídos que prestan atención a todos los rumores extraños.

Formamos un grupo, tras los salientes rocosos de la cumbre. El periodista norteamericano que nos acompaña detiene su atención en una muchachita morena, de pelo rizoso, que fraterniaz con el resto de los combatientes. Está casi echada sobre la hierba rala de las alturas. Sonríe bajo la curiosidad del periodista yanqui, que intenta formular unas preguntas.

Pero no hay tiempo. Un vigía anuncia que ha oído ruídos extraños en las estribaciones. Todos acudimos a la vanguardia de la posición. Por esta vez, la pluma deja paso al fusil. Junto a nosotros la muchachita de pelo rizoso esgrime una primorosa carabina y ajustando la culata en su hombro eleva el ojo derecho sobre el punto de mira.

Poco después, el eco de los montes devuelve la voz de muerte de nuestras armas.

El repórter de guerra


ESCUELA NORMAL DEL MAGISTERIO PRIMARIO
De acuerdo con lo que se dispone en la Orden de 29 de junio próximo pasado, la matrícula para el examen de ingreso – oposición, continúa abierta en esta Escuela durante todo el mes de agosto.

San Sebastián, 7 de agosto de 1936.
La Secretaría.


HACIA LA VICTORIA
PROBLEMAS DE ACTUALIDAD

Con mis 55 años de edad y 37 afiliado al Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores, como es mi deber, he ofrecido mi vida y cuanto soy, a la causa de la civilización y la justicia social en este trágico momento de la Historia de España, que afortunadamente marcha francamente a la victoria fianl, como dice nuestro himno de La Internacional.

He leído estos días un artículo en “El Liberal” de Bilbao, firmado por un viejo amigo y camarada Indalecio Prieto; y de acuerdo con él, escribo estos cuatro renglones, para ampliar su pensamiento.

Efectivamente, amigo Prieto, para ganar la guerra, además de la heroicidad hace falta dnero, dinero y dinero, para comprar elementos de combate, y subsistencias, y trabajar para que podamos comer, y esto deben hacer todos los ciudadanos que no estén en el frente de batalla, o no ocupen algún puesto en los Comisariados de defensa.

Afortunadamente para la causa que defendemos desde el Frente Popular al enemigo lo tenemos sitiado, y todo el dinero de España está en nuestro poder.

Actualmente hay una garantía en oro en el Banco de España, de tres mil millones de pesetas en circulación. Títulos del Estado, acciones y obligaciones de empresas privadas y de monopolios, y con todo este caudal de garantías incautándonos podemos hacer una emisión de billetes de seis y ocho mil millones de pesetas. Además haymuchos miles de millones de pesetas en oro y piedras preciosas y obras de arte en Iglesias y catedrales, de esto tengo un inventario y vendiéndolo al extranjero como hicieron los rusos, tendríamos dinero suficiente para efectuar obras públicas productivas, aprovechamiento de saltos de agua, pantanos, canalizaciones, puertos, etcétera, y no quedará en España un ciudadano sin trabajo y sin que nada le faltase.

Nos queda también entre los miles de recursos, el impuesto progresivo a la renta, a las utilidades, a las herencias, que hecha una escala pudiéramos empezar con un 15 por 100 a 20 por 100, hasta que las comunas o sea el pueblo trabajador socializase toda la economía española y la dirigiese una vez organizados todos bien, para que el trabajo quede bien administrado, en beneficio de todos.

Hay que llegar a la incautación, confiscación y socialización de toda la economía española, pues las clases privilegiadas han resultado incapaces e impotentes.

Todos estos recursos y muchos más quedan todavía en nuestras manos para aplastar para siempre al enemigo de la República democrática, de la civilización y de la justicia social. ¡¡Camaradas!! “Adelnate a triunfar”.

Pedro Antín y Olave.

Bilbao, 7-8-36.


OBSERVATORIO DE IGUELDO

Situación atmosférica: Una depresión cruza por Islancia hacia el Océano Glacial. El anticiclón de Azores se extiende hasta el mar del Norte. La presión oscila entre 1.020 y 1.016 milibares desde el Cantábrico a Andalucía. En Guipúzcoa, el cielo se ha mantenido nuboso y la mar esta´encalmada.

Tiempo probable durante la tarde de hoy y la mañana del 9 en:

Guipúzcoa: Viento del primer cuadrante flojo. Cielo algo nuboso.
Calas a 100 millas:Viento del primer cuadrante flojo. Mar rizada.
Calas de La Chapelle: Idem.
Calas del Grand Sole: Veinto del sector oeste flojo a moderado y algún chubasco. Marejada ligera.
Calas de Estaca de Vares: Viento flojo a moderado del nordeste. Marejada.


El cañoneo desde San Marcos obligó al enemigo a replegarse
Lo que cuenta un soldado que pudo fugarse de las filas rebeldes

Para ver de cerca la ofensiva emprendida por el fuerte de San Marcos contra los facciosos de Oyarzun, un redactor de FRENTE POPULAR se trasladó ayer mañana al citado fuerte.

En el día de ayer se intensificó extraordinariamente el cañoneo de San Marcos contra el pueblo de Oyarzun y sus proximidades dominadas por los rebeldes.

Estos recibieron un duro castigo. Los cañones leales, mañana y tarde, estuvieron mandando a las líneas enemigas sus contundentes y estruendosas razones.

Cada uno de estos envíos eran acusados francamente por los enemigos, que se replegaban en el poblado, cambiando a cada momento de parapeto.

Uno de los obuses alcanzó al edificio del Ayuntamiento, causando en él considerables desperfectos.

Los rebeldes, vista la insistencia del cántico de los cañones de San Marcos, hubieron de evacuar algunos edificios por ellos ocupados, trasladando a lugares que ellos consideraban más seguros a sus heridos.

Como consecuencia del cañoneo de ayer se originaron varios incendios en diversos inmuebles de Oyarzun, que los rebeldes hubieron de sofocar con bastante trabajo.


* * *

Entre diez y media y once y media, en los momentos en que terminaba la primera parte del cañoneo mañanero de San Marcos sobre Oyarzun vióse volar por San Sebastián un avión faccioso que, a gran altura –unos mil quinientos metros- se dirigió hacia Pasajes.

Minutos después evolucionaba sobre la localidad pasaitarra por encima del fuerte citado.

Uno de los cañones antiaéreos emplazados en San Marcos le hizo varios disparos.

En vista de este recibimiento, que los facciosos no esperaban, seguramente, optó por tomar las de Villadiego.

La paseata del avión fué inofensiva. Sus tripulantes decidieron guardar, para oportunidad mejor, sus piezas de ataque. En cambio, arrojaron, sobre las líneas rebeldes, unas octavillas dirigidas a los “Soldados navarro” y firmadas (¿) por el ex – general Mola.

* * *

La guarnición de San Marcos se compone de militares y milicianos.

Desde ayer mañana hay un elemento más en el fuerte. Nos referimos a un muchacho gallego, fugado de las líneas enemigas de Oyarzun.

Hablamos con él. Nos dijo que pertenecía a una de las tres compañías del regimiento de Infantería de América, de guarnición en Pamplona, que hace quince días entraron en Guipúzcoa; él y otro muchacho llegaron ocho días después porque estaban cumpliendo un arresto.

Aquella primera remesa de facciosos componíanla militares y requetés, y al frente de ella figuraba el ex – coronel Beorlegui, que se alojó, con su Estado Mayor, en una casa de la plaza del pueblo.
-¿Comen bien los rebeldes? –le preguntó nuestro redactor contestando negativamente el interpelado.
-¿Logran aprovisionarse a diario?
-Se aprovisionan cada dos, y con bastante dificultad, dada la posición de las fuerzas de la República.
-¿Cómo logró fugarse?
-Aprovechando el relevo de la noche. A campo traviesa, esquivando todo posible encuentro, he logrado llegar a San Marcos.
-¿Cómo están de moral los rebeldes?
-Pésimamente, sobre todo los soldados. No me extrañaría fuesen muchos los que me imitasen.


SOLIDARIDAD
Los trabajadores de Moscú y de España

Moscú.- Los trabajadores de Moscú, cuyos delegados, en número de 120.000 se reunieron en la Plaza Roja, para expresar el sentimiento de solidaridad fraternal con el pueblo español y la profunda simpatía por sus valientes hijos que defienden con las armas en la mano la libertad y la independencia de su país, han dirigido al Presidente de la República española, el siguiente mensaje:

“Azaña, presidente de la República española; Giral, presidente del Consejo de la República española.

Los trabajadores de Moscú, la capital de la Unión Soviética, reunidos en mitin con asistencia de 120.000 delegados, expresan su solidaridad fraternal con el pueblo español que defiende heroicamente la República democrática y la independencia patria contra la rebelión de los generales fascistas, los peores enemigos del pueblo español, agentes del fascismo italiano y alemán. Los trabajadores de Moscú expresan su seguridad absoluta de que con el Frente Popular, salido de la misma entraña del pueblo español éste será completamnete vencedor en su noble lucha contra los monstruos fascistas y sus protectores extranjeros. Los trabajadores de Moscú llaman a todos los de la U. R. S. S. para organizar una colecta con destino al Fondo de Sosorro para los luchadores españoles que defienden con las armas en las manos la República democrática. ¡Viva la España libre e independiente! ¡Viva la República democrática española! ¡Abajo el fascismo sangriento!


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